Al otorgar consejo jamás atendemos que para ello deberemos, tener activada la bondad en la cotidianidad de nuestros asuntos más conocimiento pleno del tema a tratar.

Cuando fallamos en el consejo por no tener  ambos o uno de los requerimientos para aconsejar que mayor mente es la bondad, nos excusamos con “y cómo lo iba a saber”

Del conocimiento que hace referencia es de comprensión de la vida desde la perspectiva Espiritual, de esto pocos optan por la visión que provee la Justicia, bondad y honestidad.

Procuremos indagar en este modo de visión, ya que el material y egocéntrico de hoy languidece nuestro ser. 

No queremos percatarnos que proseguir con nuestro egocentrismo, principal razón por la cual mentimos, robamos, defraudamos hacemos aumentar las adversidades y desmedros en la cotidianidad, alejando de nuestra presencia la paz y tranquilidad.

La vida eterna puede comenzar aquí y ahora, todo es cuestión de nuestros actuar en todo tiempo bajo Justicia, bondad y misericordia con fe en Cristo Jesús, lo lamentable es que ni los mismos que hablan de vida eterna portan lo requerido para ella.

De nada es útil religión de no evidenciar rectitud y honestidad.

Si cada uno es arquitecto de la manera como porta está vida, por las acciones practicadas ¿Cómo nos empeñamos por todo medio en obtener violencia, deshonestidades, angustias y adversidades por las decisiones tomadas en este sentido de la injusticia?

Resulta más atractivo lo injusto, o al menos compramos esa idea que sumerge nuestra vida en decadencia, desmedro y no alcanzanos a  elucidar que la Justicia no de hombres es la que produce vida longeva y placentera. 

Toda acción créenos que es en nuestra contra, cuando nuestro desempeño ha sido en contra de los demás.

Pocas ocasiones emprendemos cosa alguna de no existir la  seguridad de partida de provecho personal y en nada reparamos si es Justo o injusto, lo que interesa son los aparentes beneficios.

Olvidando que la injusticia produce acciones de la misma naturaleza de procedencia, acciones que pagaremos antes de dar vuelta a la hoja de nuestra vida.

El que los demás operen en Justicia, verdad y bondad para con nuestra persona, está estrecha mente relacionado con el actuar presente.

Cada persona en particular tiene algo que aportar a su debido tiempo, por eso no es bueno ir creando enemistades, es de sabios pasar por alto la ofensa en situaciones triviales.

Acciona para el bien de los demás y no busques por tus propios medios beneficios, que estos llegarán como producto de nuestro desempeño diario no olvidando la misericordia, bondad y agradecimiento diario porque todo llega para algo.

Nos sumergimos en sufrimientos, cuando no logramos percibir el propósito de lo que angustia nuestro ser, queramos o no.

Recuerde el sufrir es opcional, el dolor no es de evadir.

La cantidad de enemistades que podremos evitar, aclarando suposiciones elucubradas de creencias que no son aplicables a todo individuo.

Si alguien se mueve o deja de hacerlo, creemos que es por nuestra causa, a favor o en contra cuando podría ser otra la razón.

Lo malo que vivimos creyendo que somos el centro de atracción, cuando podemos desarrollar funciones Justas, que por estigmatizar hemos vejado y que si retomamos puertas nuevas tendremos.

Nos regodeamos en sustraer beneficios al débil física o moralmente, encaminándolos a beneficio personal, olvidando que recibiremos conforme a nuestro actuar, dentro o fuera de Justicia en el momento menos esperado pero idóneo para ser más evidente.

Ávidos por recibir cosas que prosperen, lo correcto es preparar el camino para ello practicando  Justicia, honestidad y bondad con buena actitud. porque ello desatará que arriben a nuestra puerta bondades por las cuales creemos no haber trabajado; aquí radica el meollo del asunto, cuando nuestras fuerzas faltan llegan las procuradas con Justicia