No deberemos guiarnos por las apariencias  o  deducciones que nos plantea las diversas acciones mayoritarias, sino mejor es permitir que nuestra convicción de rectitud, inunde  todo medio donde nos desempeñemos.

Esto es veremos rectitud, integridad y honradez cuando empecemos a accionar de esta manera ante los que observan nuestro proceder diario.

Ante  lo malo que nos hacen, solemos culpar, y nunca indagar los orígenes que causaron tales acciones, de proceder así descubriríamos que parte de culpa es nuestro si contamos con falencias o carencias en el trato hacia con los que deberemos ser buenos ejemplos de conducta.

Parece que la mejor manera de presentar una solución a una problemática es por medio de una situación parecida reflejada en una tercera persona, donde esa persona debe ser ajena de quien pretendemos obtener su veredicto sobre un asunto que le aqueja.

Resulta muy acertada por lo regular la solución para conflictos  ajenos cuando valoramos acorde a la justicia, Verdad y honestidad y como sabemos que no son nuestros bienes y sentimientos normalmente así respondemos salvo cuando hemos sido permeados por la maldad, egoísmo y avaricia donde la violencia nubla nuestros ojos.

Por la abundancia de violencia en nuestros pensamientos es originada nuestra destrucción paulatina socavando la seguridad, y tranquilidad que brinda la honestidad y justicia de practicar lo recto.

Tareas que nos parecen en consideración muy pesadas o difíciles de lograr, para quien las ejecuta no puede serlo, dado que lo impulsa una fuerza Divina para lograrlo lo que es conforme a la voluntad  de Dios,   del que pesa los corazones y verdaderas intenciones con las cuales ejecutamos algo.

Dado que nuestra primera reacción es  eliminar acciones que a nuestra comprensión es agobiante en nuestras  fuerzas y no damos lugar a que sea quien pesa los corazones quien esté colocando a su debido tiempo cada cosa en su debido lugar.

Dar lugar a la ira de Dios implica accionar dentro de la rectitud y Justicia que las cosas tomarán su cauce  determinados por Dios

No tratemos de arreglar por cuenta propia dado que desajustaremos lo que hoy parece problema que mañana podría ser solución.

Cuando elegimos practicar lo recto, justo y verdadero no esperamos momentos de adversidad y angustias pero llegan, con la diferencia que traerá un bono de herramienta de carácter para superar la situación que se avecina.

La diferencia con los que sufren por hacer maldades es que estás si llegan, para destruirlos y no dejan disfrutar lo obtenido bajo deshonestidades, injusticia y falsedades.

Si todo obra para bien para los que caminan bajo Justicia y rectitud como padecen como injustos no es para destruir.

Brinda la ocasión para practicar lo aprendido en paciencia, perseverancia y largura de ánimo que deberemos saber que logramos expresar.

Respetar las directivas de quien está a cargo de una tarea es lo normal, pero resulta que no respetamos las directivas de honestidad y rectitud de vida cotidiana que produce vida abundante, sino elegimos como bueno lo que produce placer o beneficios palpables.

No sería mal elección de no cuartar la manera  pretendida de nulo padecimiento que pretendemos portar; cuando es precisamente esta decisión  mayoritaria la que produce tantos sobre saltos de vida diaria.

Querer vivir en vida abundante donde todo marche con propósito de bienestar es sujetarse a lo marcado por quien diseño  la vida.

Existe momento adecuado para tratar el asunto  que nos trae agobiados, claro está que por considerar que estamos en primer plano para solucionar  no esperamos ese momento y saltamos en el momento inoportuno a dar solución que consideramos conveniente.

De contar con el conocimiento de las variables para ese momento, terminaría nuestro desespero, lo grave es que no decidimos confiar en quien puede guiar nuestras acciones diarias para obtener el mejor desempeño  sino en  lo económico, relaciones o elucubraciones deshonestas que tramemos.

Tracemos bien nuestra estancia sobre la tierra que es la pista de prueba en calificar si somos merecedores de vida abundante,  obtenida por la práctica de la honestidad, rectitud y Justicia aunque en lo visible esto no otorga bienes materiales en abundancia si satisfacción de vida.

Se tiene la idea que cuando se práctica verdad, Justicia y rectitud vamos perdiendo placeres de cierta forma si, dejamos aquellos que proceden de injusticia y lo único que acarrean es conflicto desavenencias porque cada uno recibe según sus acciones basadas en justicia y verdad.

La justicia es lo que está acorde a un carácter de bondad, honestidad y rectitud donde se deposita confianza en que el que controla toda acción, vigilará que tengamos lo que según nuestro proceder merece; tengamos por seguro que las circunstancias adversas pueden tocar a nuestra puerta como medios para rectificar nuestro proceder proveyendo medios para superar en próximo nivel esto si estamos en el camino de rectitud, de lo contrario las adversidades llegarán socavando todo aliento de avance.

No se trata de creer simple mente más bien creer y manifestar en quien hemos creído, donde correcto es creer en un Hacedor absoluto no hay más.