sábado, 21 de junio de 2014

A medida que cosa alguna presenta vulgaridad, mediocridad e injusticia le otorgamos mayor relevancia, tal vez porque no deseamos elevar nuestro comportamiento hacia la rectitud y honestidad, creyendo que mejoraremos nuestro entorno de vida al no tener márgenes de vida en abundancia de días, paz y seguridad.


Crasa situación donde empeoramos no sólo nuestra vida sino proyectamos a los demás, que lo correcto es la nefasta elección de vida basada en la injusticia. Mentira y violencia.

viernes, 20 de junio de 2014

Adoptamos rápida mente lo que no exige responsabilidad, trabajo y esfuerzo; no queremos saber que es recto ni Justo porque esto requiere abandono de violencia, falsedad e infamia donde estás acciones acarrean satisfacciones en medio de este ambiente social injusto que en nada coadyuva para una vida en plenitud.

La vida en plenitud consiste no en ser de religiones sino que nuestra conducta refleje Justicia, rectitud y honestidad que producirá paz, seguridad y larga vida en abundancia, por ende carente de necesidades y angustias.


La forma que hoy tenemos para tratar de suplir las carencias es sustraer de otros esos medios, no tratamos de atacar el problema de raíz que es practicar bondad, misericordia y justicia. 

jueves, 19 de junio de 2014

El Dr. Mario A. Rosen es médico, educador, escritor. Tiene 63 años. Socio fundador de Escuela de Vida, Columbia Training System, y Dr.. Rosen & Asociados. Desde hace 15 años coordina grupos de entrenamiento en Educación Responsable para el Adulto. Ha coordinado estos cursos en Neuquén, Córdoba, Tucumán, Rosario, Santa Fe, Bahía Blanca y en Centro América. Médico residente y Becario en Investigación clínica del Consejo Nacional de Residencias Médicas (UBA).. Premio Mezzadra de la Facultad de Ciencias Médicas al mejor trabajo de investigación (UBA). Concurrió a cursos de perfeccionamiento y actualización en conducta humana en EEUU y Europa. Invitado a coordinar cursos de motivación en Amway y Essen Argentina, Dealers de Movicom Bellsouth, EPSA, Alico Seguros, Nature, Laboratorios Parke Davis, Melaleuka Argentina, BASF.






insolente



En mi casa me enseñaron bien.
Cuando yo era un niño, en mi casa me enseñaron a honrar dos reglas sagradas:

Regla N° 1: En esta casa las reglas no se discuten.
Regla N° 2: En esta casa se debe respetar a papá y mamá.

Y esta regla se cumplía en ese estricto orden. Una exigencia de mamá, que nadie discutía... Ni siquiera papá. Astuta la vieja, porque así nos mantenía a raya con la simple amenaza: “Ya van a ver cuando llegue papá”. Porque las mamás estaban en su casa. Porque todos los papás salían a trabajar... Porque había trabajo para todos los papás, y todos los papás volvían a su casa.

No había que pagar rescate o ir a retirarlos a la morgue. El respeto por la autoridad de papá (desde luego, otorgada y sostenida graciosamente por mi mamá) era razón suficiente para cumplir las reglas.

Usted probablemente dirá que ya desde chiquito yo era un sometido, un cobarde conformista o, si prefiere, un pequeño fascista, pero acépteme esto: era muy aliviado saber que uno tenía reglas que respetar. Las reglas me contenían, me ordenaban y me protegían. Me contenían al darme un horizonte para que mi mirada no se perdiera en la nada, me protegían porque podía apoyarme en ellas dado que eran sólidas... Y me ordenaban porque es bueno saber a qué atenerse. De lo contrario, uno tiene la sensación de abismo, abandono y ausencia.

Las reglas a cumplir eran fáciles, claras, memorables y tan reales y consistentes como eran “lavarse las manos antes de sentarse a la mesa” o “escuchar cuando los mayores hablan”.

Había otro detalle, las mismas personas que me imponían las reglas eran las mismas que las cumplían a rajatabla y se encargaban de que todos los de la casa las cumplieran. No había diferencias. Éramos todos iguales ante la Sagrada Ley Casera.

Sin embargo, y no lo dude, muchas veces desafié “las reglas” mediante el sano y excitante proceso de la “travesura” que me permitía acercarme al borde del universo familiar y conocer exactamente los límites. Siempre era descubierto, denunciado y castigado apropiadamente..

La travesura y el castigo pertenecían a un mismo sabio proceso que me permitía mantener intacta mi salud mental. No había culpables sin castigo y no había castigo sin culpables. No me diga, uno así vive en un mundo predecible..

El castigo era una salida terapéutica y elegante para todos, pues alejaba el rencor y trasquilaba a los privilegios. Por lo tanto las travesuras no eran acumulativas. Tampoco existía el dos por uno. A tal travesura tal castigo.
 Nunca me amenazaron con algo que no estuvieran dispuestos y preparados a
cumplir.

Así fue en mi casa. Y así se suponía que era más allá de la esquina de mi casa. Pero no. Me enseñaron bien, pero estaba todo mal. Lenta y dolorosamente comprobé que más allá de la esquina de mi casa había “travesuras” sin “castigo”, y una enorme cantidad de “reglas” que no se cumplían, porque el que las cumple es simplemente un estúpido (o un boludo, si me lo permite decir).

El mundo al cual me arrojaron sin anestesia estaba patas para arriba.
Conocí algo que, desde mi ingenuidad adulta (sí, aún sigo siendo un ingenuo), nunca pude digerir, pero siempre me lo tengo que comer: "la impunidad". ¿Quiere saber una cosa? En mi casa no había impunidad. En mi casa había justicia, justicia simple, clara, e inmediata. Pero también había piedad.



Le explicaré: Justicia, porque “el que las hace las paga”. Piedad, porque uno cumplía la condena estipulada y era dispensado, y su dignidad quedaba intacta y en pie. Al rincón, por tanto tiempo, y listo... Y ni un minuto más, y ni un minuto menos. Por otra parte, uno tenía la convicción de que
sería atrapado tarde o temprano, así que había que pensar muy bien antes de sacar los pies del plato.

Las reglas eran claras. Los castigos eran claros. Así fue en mi casa.
Y así creí que sería en la vida.. Pero me equivoqué. Hoy debo reconocer que en mi casa de la infancia había algo que hacía la diferencia, y hacía que todo funcionara. En mi casa había una “Tercera Regla” no escrita y, como todas las reglas no escritas, tenía la fuerza de un precepto sagrado. Esta fue la regla de oro que presidía el comportamiento de mi casa:

Regla N° 3: No sea insolente. Si rompió la regla, acéptelo, hágase responsable, y haga lo que necesita ser hecho para poner las cosas en su lugar.

Ésta es la regla que fue demolida en la sociedad en la que vivo..

 Eso es loque nos arruinó. LA INSOLENCIA.

Usted puede romper una regla -es su riesgo- pero si alguien le llama la atención o es atrapado, no sea arrogante e insolente, tenga el coraje de aceptarlo y hacerse responsable. Pisar el césped, cruzar por la mitad de la cuadra, pasar semáforos en rojo, tirar papeles al piso, tratar de pisar a los peatones, todas son travesuras que se pueden enmendar... a no ser que uno viva en una sociedad plagada de insolentes.

La insolencia de romper la regla, sentirse un vivo, e insultar, ultrajar y denigrar al que responsablemente intenta advertirle o hacerla respetar. Así no hay remedio.

El mal de los Argentinos es la insolencia. La insolencia está compuesta de  soberbia, petulancia, descaro y desvergüenza..

 La insolencia hace un culto de cuatro principios:



- Pretender saberlo todo
- Tener razón hasta morir
- No escuchar
- Tú me importas, sólo si me sirves.



La insolencia en mi país admite que la gente se muera de hambre y que los niños no tengan salud ni educación.

La insolencia en mi país logra que los que no pueden trabajar cobren un subsidio proveniente de los impuestos que pagan los que sí pueden trabajar (muy justo), pero los que no pueden trabajar, al mismo tiempo cierran los caminos y no dejan trabajar a los que sí pueden trabajar para aportar con sus impuestos a aquéllos que, insolentemente, les impiden trabajar. Léalo otra vez, porque parece mentira.


Así nos vamos a quedar sin trabajo todos.
Porque a la insolencia no le importa, es pequeña, ignorante y arrogante.



Bueno, y así están las cosas. Ah, me olvidaba, ¿Las reglas sagradas de mi casa serían las mismas que en la suya? Qué interesante. ¿Usted sabe que demasiada gente me ha dicho que ésas eran también las reglas en sus casas?
Tanta gente me lo confirmó que llegué a la conclusión que somos una inmensa mayoría. Y entonces me pregunto, si somos tantos, ¿por qué nos acostumbramos tan fácilmente a los atropellos de los insolentes?

Yo se lo voy a contestar.

PORQUE ES MÁS CÓMODO, y uno se acostumbra a cualquier cosa, para no tener que hacerse responsable. Porque hacerse responsable es tomar un compromiso y comprometerse es aceptar el riesgo de ser rechazado, o criticado. Además, aunque somos una inmensa mayoría, no sirve para nada, ellos son pocos pero muy bien organizados. Sin embargo, yo quiero saber cuántos somos los que estamos dispuestos a respetar estas reglas.

Le propongo que hagamos algo para identificarnos entre nosotros.

 No tire papeles en la calle. Si ve un papel tirado, levántelo y tírelo en un tacho de basura. Si no hay un tacho de basura, llévelo con usted hasta que lo encuentre. Si ve a alguien tirando un papel en la calle, simplemente levántelo usted y cumpla con la regla 1. No va a pasar mucho tiempo en que seamos varios para levantar un mismo papel.

Si es peatón, cruce por donde corresponde y respete los semáforos, aunque no pase ningún vehículo, quédese parado y respete la regla.

Si es un automovilista, respete los semáforos y respete los derechos del peatón. Si saca a pasear a su perro, levante los desperdicios.

Todo esto parece muy tonto, pero no lo crea, es el único modo de comenzar a desprendernos de nuestra proverbial INSOLENCIA.

 Yo creo que la insolencia colectiva tiene un solo antídoto, la responsabilidad individual. Creo que la grandeza de una nación comienza por aprender a mantenerla limpia y ordenada.
Si todos somos capaces de hacer esto, seremos capaces de hacer cualquier cosa.

Porque hay que aprender a hacerlo todos los días.. Ése es el desafío.
Los insolentes tienen éxito porque son insolentes todos los días, todo el tiempo. Nuestro país está condenado: O aprende a cargar con la disciplina o cargará siempre con el arrepentimiento.¿A USTED QUÉ LE PARECE?



 ¿PODREMOS RECONOCERNOS EN LA CALLE ?

Espero no haber sido insolente.




Dr. Mario Rosen

(¿Sería muy insolente si le pido que lo difunda con su estilo de vida no insolente, como todo país adolece de insolencia sobra el nombre del pais del autor ya que todo nombre padece de estos males y peores)




Cada día, en todo momento, tu puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner dentro de ti,
y lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo,
porque es tan grande la libertad que nos da Dios que hasta tenemos la opción de amargarnos o de ser felices.
Dice Proverbios 15:1  La respuesta amable calma la irá,   pero la agresiva la incrementa
Cuántas veces hemos aceptado la ofensa ajena y  hemos respondido en su mismo idioma.
 No olvides que eres tu quién decide aceptar o no la crítica destructiva, la ofensa y la burla.
Mantén siempre el control de tus emociones, no guardes amargura en tu corazón contra otro y responde siempre con gracia, que de tu expresión se evidencie que es superior en léxico, capacidad Espiritual.

La vida es como un viaje en tren, algunos comienzan el viaje junto a ti, otros van subiendo en las estaciones principales en dónde tienes que hacer paradas y algunos que empezaron el viaje contigo se bajan precisamente en esas mismas paradas”. Más adelante, algunos se suben a la mitad de tu viaje (ya cuando crees tener definido y claro el destino que seguirás) y varios más se bajan antes de que llegues a esa mitad, y es entonces cuando te das cuenta de que “muy pocos que empezaron contigo (o que subieron después) aún están junto a ti y probablemente sean quienes te acompañen hasta el final”. Pero hay algo que creo que es completamente cierto en este trayecto: ¡CADA UNA DE ESAS PERSONAS DEJAN ALGO EN TU MENTE Y EN TU CORAZÓN (MUCHO O POCO) Y A LO LARGO DE ESTE HERMOSO VIAJE DE TU VIDA! De acuerdo con todo ello, ahora mismo “mira a todos los que van dentro de tu vagón y mira también a través de las ventanas y DISFRUTA TU VIAJE”, porque “no sabes quienes de los que ahora van contigo se bajaran en la próxima parada, o peor aún, cuándo llegaras a la parada en la que a la mejor tienes que bajarte por alguna situación extraordinaria”. Dicho esto, aunque estoy consciente de que es difícil de cumplirse, porque ocurre y he corroborado que los “Siempre vamos a …NUNCA SE CUMPLEN” Y los “Nunca va a ocurrir …SIEMPRE SUCEDEN” , ¡YO DE VERDAD QUE ESPERO QUE DE MI VIAJE NUNCA TE BAJES! …Y que si por alguna circunstancia lo haces, que entonces “te haya quedado algo de mí”, porque créeme que si ese fuese el caso ¡¡YO TE AGRADECERÉ POR MUCHO TIEMPO EL HABERTE SUBIDO EN EL TREN DE MI VIDA AUNQUE HAYA SIDO POR UN TIEMPO CORTO!! ¡¡MUCHAS GRACIAS POR HABERSE SUBIDO A MI VAGÓN EN ESTE 2013, QUIZÁS AÚN NO LOS CONOZCO LO SUFICIENTE, PERO ESTOY SEGURO DE QUE SON PERSONAS MUY VALIOSAS, LOS APRECIO MUCHÍSIMO Y DESEO QUE EL PRÓXIMO AÑO SIGAMOS EN ESTE HERMOSO VIAJE!
Hemos decidido actuar en oposición a todo lo que representa rectitud y honestidad, considerando que esto último evita disfrutar a plenitud de la vida, cuando en verdad fueron estipuladas para hacernos vivir dentro de lo que es paz, seguridad y larga vida.

 Toda sociedad enfoca esta errónea perspectiva de vida que se copia por la multitud donde se aprende más rápido lo infame, degradante y violento.


Dado que somos inclinados a vivir en deshonestidad e injusticia vemos como normal y bueno lo que está causando decadencia, vicios y adicciones sin querer rectificar hacia la rectitud.

miércoles, 18 de junio de 2014

Existe una condición para obtener la paz,  seguridad y erradicación de necesidades que es practicar como estilo de vida la Justicia, rectitud y honestidad en todo momento y lugar donde intervengamos y esto se demostrará con nuestra postura intelectual, emocional y lenguaje usado para expresarnos.
Esto en la mínima expresión de lo que deberemos evidenciar como personas de pensamientos no mediocres y vulgares, que la mayoría busca practicar para obtener aceptación, dentro del entorno social que suele desempeñarse.

A tiempo presente no considera necesidad de elevar su grado de vida en lo Espiritual y material sino prefiere hacer bajar a la mediocridad y decadencia todo entorno.

martes, 17 de junio de 2014

Tratar a los semejantes como deseamos ser tratados, nos encaminará a eliminar las actitudes egoístas, violentas y  avariciantés que predominan en esta época donde a toda costa deseamos el máximo de beneficios hacia nuestra persona.

No prestamos atención al grado de rectitud, justicia y honestidad empleada en la obtención de beneficios, donde cosechamos angustias, adversidades.


Este tipo de cosecha lo afirmamos con nuestro regateo, pretendemos beneficios máximos sin considerar el grado de honestidad y rectitud empleado.

lunes, 16 de junio de 2014

La acción de priorizar nuestras emociones hace cegar nuestra percepción del propósito principal de cada situación de la vida diaria.
De la misma manera la práctica habitual de Justicia nos traerá paz, larga vida, abundancia y seguridad; lo que hoy tenemos a raudales es precisa mente la antítesis de lo producido por la práctica de Justicia, honestidad y rectitud que es inherente a rectitud.
Estamos habituados a presenciar la injusticia que no concebimos la rectitud y la tomamos como raro, tonto o nefasto.


domingo, 15 de junio de 2014

Observancias para alcanzar el éxito en todo ámbito poseyendo vida abundante:
Dejarás lugar para mostrar bondad, a todo el que necesite y este a alcance de tu mano proveerle.
No harás extorsión a tu prójimo ni expoliaras con aprovechamiento fraudulento.
No desees tomar ventaja o provecho de  los derechos ajenos,
En todo momento pagarás lo justo cuida de no inclinarte a la injusticia.
Procura ser de edificación a los que te rodean, tanto al hablar como al actuar, que los demás puedan saber que en tu persona existe claridad de vida. Evitando la soberbia, el hacer daño a tu prójimo, que cada cual recibirá pago de su actuar.
No consentir, tolerar o regodearse con la injusticia, sino reprender lo mal que se desempeñe los cercanos que quieran escucharnos.

No guardarás rencor o trates de tomar venganza deja, lugar a que cada uno reciba pago de sus acciones en el tiempo oportuno.