Tratamos sinuosa mente de alejar lo que perjudica pero agrada. Padecer consecuencia de nuestra terquedad lo consideramos desgracia, cuando es prudencia lo que falta. En época, que impera el pensamiento débil tenemos por bueno lo que rinda dividendos a nuestro favor; sin importar si eso está dentro de lo Justo o no.

Deberemos procurar Justicia, porque recibimos acorde a lo ofrecido: No es fáctico de la suerte, sino de prudencia y sensatez. 

Hogaño y antaño, la maldad es inherente al corazón del hombre; y la única manera de defenestrar de la maldad es por la transformación de nuestro corazón. Poder discernir entre lo bueno y malo proviene del ámbito Espiritual de Cristo, y no por ambiciones personales. 

Lo paradójico es por iniciativa propia  pretender este cambio del corazón; permaneciendo en tal decadencia. Acudamos a Dios con rectitud de corazón, en obediencia a sus normas de ganar y sí lo lograremos

Siempre, pretendemos adquirir superioridad por el conocimiento; en lugar de compartirlo para incrementar nuestro bagaje. La bondad no sé limita a lo monetario. Así, como la Justicia a la claudicación ante presiones de la mayoría; es necesaria una convicción de fe en Cristo para que practicar justicia, no sea un suplicio.

En todo momento,  creemos que solo nuestro esfuerzo puede tornar la situación, a nuestra conveniencia por eso persistimos en la violencia; pero el asunto de lo Espiritual estipula que todo está supeditado a la Justicia practicada. Sopesemos  antes, el grado de Justicia y propósito de nuestro deseo.

Muchas dichas, tendríamos de tener presente el ámbito Espiritual; pero decantamos por lo orgiástico y descontrolado. Llegar   a considerar instinto sexual para el hombre es degradarlo porque el animal lo posee pero el hombre posee impulso sexual y esto implica que puede tener control sobre él.

La beligerancia, de la sociedad es por la falta de esperanza; proporciona la fe en Cristo esa esperanza; pero  defenestramos de todo principio Espiritual. La fe no es una actitud ilusa, mística o irracional, sino  una convicción férrea de accionar en Justicia. La racionalidad funciona cuando apoya lo Espiritual de Cristo. Al tener activada la fe en Cristo, palparemos las misericordias de Dios de lo contrario solo dolor obtendremos.

La fe, otorga esas fuerzas de lo alto, para salir avante de los avatares de la vida; porque todos tendremos ocasión para acudir a Dios o permanecer en desespero que conducirá a violencia

Por cuanto, no emitimos descontento a las aberraciones estas proliferan. Hogaño, la cobardía disfrazada de  prudencia impera; haciendo, que pulule la injusticia. Con pleno conocimiento otorgamos lo necesario para cometer injusticias; preparémonos para recibir frutos de injusticia que sumergirán en detrimento nuestra persona.

El silencio, ante lo no recto nos hace compinches de lo soterrado. Enfoquemos mejor la prudencia; sin vejar la Justicia; el derecho y bondad. 

Siempre, procuramos lo codiciado, por habilidad, destreza y afán; pero poco somos de procurar justeza para su obtención. Todo día, recuerde que el bien o el mal gravitan sobre nuestra persona; acorde al empleo de Justicia en todo lo procurado, por nuestras decisiones.

La vida y la muerte está delante; pocos decantan por la vida practicando justicia; ya que ella requiere activar la fe y recibir lo mejor.