Hemos
dejado las decisiones propias por seguir a la muchedumbre; importa poco lo
correcto y honesto. Sopesamos por el cúmulo de ganancias, por lo regular son
deshonestas. No tenemos en cuenta al prójimo, sino en el hedonismo, raudo avanza
el egoísmo.
La mayoría nunca tiene la verdad porque el corazón del hombre tiende a lo perverso; por, eso nunca te fíes de impulsos. Bajo las emociones nunca opera la mesura. Las decisiones es bueno tomarlas cuando mengue las emociones.
La mayoría nunca tiene la verdad porque el corazón del hombre tiende a lo perverso; por, eso nunca te fíes de impulsos. Bajo las emociones nunca opera la mesura. Las decisiones es bueno tomarlas cuando mengue las emociones.