Tranquilidad

Es habitual quienes hacen ínfula de sus hechos o postín, sin reparar en su proceder familiar; reflejo del triunfo es la situación familiar. No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Cristo brinda su beneplácito; evidenciado por una vida tranquila y edificante; magnánima hacia el carenciado. La tranquilidad de vida no consiste en la cantidad de bienes que se posea, sino en saber surcar la vida dentro de la Justicia, con lo que otorgue nuestra capacidad. Ser edificante hacia los demás es procurar en bien del prójimo, que en este proceder se halla el nuestro con adición .Evite, la murmuración que ella brinda asidero al destructor, así el regodeo en lo infame.

Derruir

Se derruye razonamientos y estimaciones alejadas de Justicia, con interiorizar el carácter de Cristo; la única fe verdadera conducente a la vida pletórica; posee fuerzas, para no militar por impulsos, cuando nuestra obediencia es plena; tenemos autoridad de castigar toda desobediencia. No debe regir las apariencias, en los que afirman obedecer a Cristo sino la sensatez.

Subvertir

Mantener buena conducta en todo tiempo, por ende tendremos libres de rémoras la vida. Los dislates acaecen en travesía de la vida, para tomar de ellos experiencia y no volver a cometerlos (rentabilidad); no aprender de ellos hace marrar de nuevo. La madures, prudencia y responsabilidad son las ausentes en el hogaño estadio moral; apremia los sentimientos y se vilipendia la razón y justeza, ensalza lo decadente y subvierte toda rectitud.

La fe a Cristo

Las aflicciones traen gozo dentro de la fe (a Cristo), y las penurias despiertan la generosidad; que otorga relevancia a la vida separada de lo decadente, infame e injusto. Tener presente realizar las cosas honestas, delante de Dios y los hombres; es conducente a la vida pletórica. La tristeza sin contener fe (a Cristo) produce muerte, pero la que sustenta fe a Cristo produce vida plena o pletórica, así como beneplácito por buscar el bien ajeno; en ello se ubica el nuestro.

Santo apartado

Como ministro de Dios la fe(a Cristo) hace madurar en: Azotes, cárceles, tumultos, fatiga, desvelos, días sin comer, en pureza, conocimiento, bondad, Espíritu Santo, amor genuino, palabra de verdad, poder de Dios mediante armas de justicia, por medio de honra y de afrenta, de infamia y de buena fama; como engañadores, pero veraces; como no conocidos, pero bien conocidos. Si la voluntad de Dios lo permite. La ventaja es que la fe a Cristo infunde certeza de victoria y bemoles, para vencer lo inimaginable; pocos lo palpan por estilo de vida alejado de Justicia, y deciden afirmar Dios no existe, o no en todo lugar; ¿será que no se alcanza a satisfacer lo necesario, para que Dios sea visible? Él dijo sé santo porque yo soy santo.

Promesa

Vivir por fe (a Cristo) no por vista; implica atender más a sus concionantes que desatan las promesas, para apropiarse de ellas. Hogaño se es muy proclive a pedir lo dictado por nuestra conveniencia, sin reparar en la obligación implicada para efectivizar las promesas. Muchos, por su asistencia a religiones; pero con vidas de procederes injustos y licenciosas, se colocan bajo recepción de las promesas como si fueran aptos en cumplir sus condicionantes. Al no palpar la promesa, reclaman a Dios; el apóstol Pablo suplicaba, pero esto es estulticia supina.

Remozar

Creí a Cristo por lo cual hablo no solo con palabra, sino con actos justos; donde la evidencia de la intervención Divina es irrefutable. Solo por fe la práctica de justeza no es estulticia, sino luz que resplandece para vida plena; desde donde se aprecia que todas las cosas son, para nuestro bien. Esta leve tribulación momentánea produce un excelente y eterno peso de gloria. El hombre exterior se casca, pero el interior remoza que es el espiritual; con tribulaciones, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos. Porque la confianza está en el que juzga vivos y muertos, que retribuye según procederes. En atender por la fe (a Cristo) lo no palpable, damos auge a lo Espiritual.