El ver someramente, puede crear elucubraciones que complicarían nuestra existencia, en situaciones que a merita obtener detalles. Por el contrario, en situaciones donde no requiere nuestra apreciación estamos más prestos a atisbar.

El tener discernimiento así, podremos distinguir entre momentos viables para emplear sabiamente, nuestra capacitad de observación sin caer en la categoría de chismosos o entremetidos.

Es necesario atender lo anterior efectivamente, para obtener una saludable conciencia.

Ante nuestros ojos, no puede existir razón  para padecer penurias, pero que tal si ese es el medio por el cual se introducirán las convicciones. Se requiere un grado de discernimiento, para obtener las herramientas otorgadas durante las penurias. Cuando obtenemos solo sufrimientos, es claro que falta habilitar la perspectiva Espiritual.

Todo mundo,  está llamado para habilitarla percepción espiritual el punto álgido pues bien, es practicar Justicia, bondad y misericordia no religión, con punto de ancla en el único Dios.

He clamado, sin embargo, nunca recibo ayuda:

1.    ¿En quién he depositado mí fe?

Asegurarse, que sea en Cristo Jesús. El único creador de cielos y tierra e intermediario entre Dios y los hombres.

2.    ¿Bajo qué premisas opero en la situación, para pedir ayuda?
La Justicia, bondad y honestidad debe estar presente en la situación de la cual precisamos ayuda. Nuestro brete es buscando un bien común, en tal caso, la ayuda no demora. Recordemos que los  de la luz Divina, practican Justicia, bondad y misericordia como norma de conducta diaria.  

3.    Apartarse de acciones que no contribuyen al avance de la Justicia debe ser lo que distinga para ser de los que reciben ayuda.

No hablamos de religiones. Sino de carácter de vida que manifieste ser persona de Justicia practicada.

En el acontecer de situaciones adversas,  en tal caso, buscamos con desespero, de manera que  algo ayude a mitigar o dulcificar el impacto hacia nuestro “confort”. Lo primero que a raudales tenemos es la injusticia y en todo campo parece funcionar a primera vista.

Lo que desconocemos es la sentencia que indica que los injustos, verdaderamente, no prosperarán y sus infamias lo sumergirán en decadencia hasta morir. Los justos prosperarán,  aunque no lo parezca recordemos que a los Justos realmente, en todo obtienen vida abundante.

De nuestros más cercanos colaboradores puede salir la competencia infiel, sino actuamos con equidad, Justicia y misericordia. Válido también en todo servicio recibido por tanto, un trato cordial nos asegura en algunos casos, mejor calidad recibida.

La premisa para actuar en rectitud en todo momento debe ser ejercer Justicia por tanto, recibiremos frutos de Justicia y manifestaremos, a los demás que actuamos en un talante diferente del que concede auge a la violencia.

Con tal, de salir favorecidos por la aprobación de la sociedad, realmente, incurrimos en actos aberrantes y nefastos. Cada día, todo medio se empeña de que se esté viendo,  como normal lo pútrido. El aumento de la violencia es la falta de virtud y falta de moralidad, aparte de factores aunados como el egoísmo, envidia, deseos de riqueza sin esfuerzo.

Por nuestra parte, está buscar la aprobación superior o continuar con la decadencia presente, así que la, aprobación busca que practiquemos Justicia, bondad y ser de provecho hacia los que  conforman nuestro ámbito de desempeño diario.

El escuchado en angustias es quien de manera, voluntaria somete sus apetencias para ejecutar Justicia, verdad y bondad. Pocas benevolencias observamos, por ser pocos los que se alinean en la práctica diaria y sincera de ayuda al necesitado. Para con empeño realizar una acción, deberá estar enquistado un beneficio monetario, sexual o laboral, pero de otra forma no accionamos.

El error craso,  por el cual lo adquirido se va, como agua en nuestras manos  siempre es el egoísmo, o ensimismamiento que impide  ser de ayuda al necesitado al que en, rectitud opera sin afán de beneficios.

Recuerde, que hasta el religioso busca bendiciones, cuando es su vida que debería ser bendición a los demás.

El asunto de la vida se sintetiza, en la cantidad que emana de mí hacia los demás del carácter del dador de la vida,