Ante la sociedad beligerante no hay lugar para Justicia y rectitud podemos cavilar; pero  si, aderezamos nuestro proceder con sagacidad y perspicacia, podremos implementar la Justicia y derecho requerido, para alcanzar la vida abundante. El pequeño detalle es que ser sagaz y perspicaz lo provee el ámbito espiritual.

El afán de hogaño es lo material, emblemático de ello es el dinero, y pocos saben que atender lo Espiritual colma las dos áreas restantes” Busca practicar Justicia y lo demás será añadido”. De continuar con caso omiso a esta advertencia la zozobra no dejará ver el propósito de vida y alcanzar  la vida plena.

En vía corta,  bueno es externar los propósitos de nuestras acciones; salvo que accionemos fuera de Justicia, en tal caso,  lo subrepticio condenará al desmedro nuestros planes; porque el pago de cada acción gravita sobre nuestra cabeza.

Nadie, sale del plano terrenal con pendientes; todo aquí se paga. Ya que el paso por la tierra es el examen calificador para lo eterno. Ejercer Justicia  califica para vida abundante aquí con promesa de lo eterno, y la práctica de injusticia califica para languidez, penurias  y vida azarosa  con  condenación eterna.

Toparse con la disyuntiva de realizar lo correcto, o agradar a la sociedad en sus tropelías; puede presentar ser díscolo, respecto al que obedecemos.

Lo formidable es que la Justicia conduce a la vida plena, y la sociedad prima la injusticia produciendo zozobra, penurias, languidez y detrimento.
Lo recomendable es tener clara las prioridades para definir nuestro proceder; el sincretismo conduce a inocular la Justicia. La Justicia no se mezcla con la injusticia.

Antes, de emitir nuestro mensaje  bueno es analizar la tónica de los cuestionamientos de lo pretendido informar; puede acontecer que no hay mucho interés entonces esperemos el momento oportuno. Recuerde, la prudencia es bastión en todo tiempo.

Perdemos confianza, credibilidad  y amistades por causa de la murmuración, chisme y  fisgonear. Es claro, que el lastre de la tercera edad es el chisme pero con amor y sabiduría podremos evadir su presencia, pondera las cosas que lo limiten. 

El sentir, al llegar detracciones o zozobra es infligir mayores daños a los considerados como culpables; pero jamás tenemos la mentalidad para estimar que esas  aflicciones es para devolvernos algo mejor; pues jamás presenciamos esa mutación bajo la vorágine de la injusticia.

Es necesaria la justicia para que todo nos salga sin contratiempos; es verdad que, furtivamente lo podemos obtener pero no será disfruta-ble, ya que no procede de Justicia.  

Se requiere una acción injusta para infringir el carácter Justo y percibir la zozobra; pero  de igual manera, un genuino gesto de cambio de forma de pensar restaura con proceder vindicador, saltando de la inoculación. Cimentado en Cristo la vida es muy sencilla.

Las penurias, adversidades, infamias y estridencias tienen su fundamento en nuestro proceder injusto, rompamos esta cadena de malicia actuando con Justicia y bondad. Suena a una supina  sandez; pero recuerde que sin lo espiritual activado ejercer Justicia es un suplicio.   

Empecinarse en realizar injusticias, estridencia y toda clase de males resulta en estragos para nuestra vida fructífera. Pero el esnobismo  de realizar lo deplorable y pútrido conduce a primar las penurias por doquier que aflore proceder desaforado de malicia.

Hogaño poco importa la Justicia, bondad y misericordia ejercida; cuando prístino nos era baluarte para la vida  quieta y sosegada.

La oportunidad de vida para reescribir la existencia está en Cristo.