Justificar al justo, para retribuirle conforme a su justicia; condenar al malvado, para extraer su conducta sobre su propia cabeza no es cuestión de suerte, sino cuestión de desempeño.

Por eso, diferentes procederes cosechan diferentes frutos en el mismo lugar. Hogaño prima la injusticia y  por doquier se bastardea  la Justicia. Llegamos para ser parte  de la solución o del conflicto, delante nuestro está la vida o la muerte. Elije practicar Justicia para vivir, o injusticia para muerte sin esperanza. 

Ser discreto y entendido son cualidades casi ausentes; pero son parte de la sabiduría. La falta de confianza hacia nuestra persona es señal de no tener continencia verbal errando a la sabiduría. Muchos descuidan lo que profieren expresando palabras soeces,  donde incurrimos en descréditos.

 El trato respetuoso hacia los receptores de nuestro mensaje; hablará de nuestra capacidad intelectual y calidad de relación social. La pericia y sabiduría abre puertas a lo mejor.

Del proceder Justo es ejercer los estatutos de Dios, mandamientos y estatutos que de ello deriva riqueza y honra perdurable, que no añade zozobra; y también colma de poder por que domina sobre todo reino.

Hogaño nos afanamos en componendas y triquiñuelas y no logramos mínima mente algo de efímera tranquilidad. La vida abundante y longeva está en el proceder Justo, el mismo que desechamos por interferir con proceder vano que prima. Abocamos todo a lo orgiástico sin atender las consecuencias. 

Supeditamos a la apariencia todo tipo de proceder. Cuando atisbamos posibles recompensas desarticulamos lo imposible con tal de obtener beneficios mayores a los invertidos; pero de no catalogar posibilidad de ellas desaparece bondades de nuestro carácter, proporcionando trato escueto y sucinto.

Un proceder alejado de intereses no se concibe por más que se veje de la discriminación. Un cambio interno del corazón hace renunciar al egoísmo, rivalidad, envidia y estridencia; pero ese cambio solo El Creador en Cristo Jesús lo opera y termina con penurias o falencias.

Cada persona  obtiene conforme a su capacidad de administración, y no confunda administración con mezquindad. Quien no posee equilibrio de saber que lo bueno procede de lo inmutable y Divino, erra esclavo a  sus apetencias.

Hacer lo bueno es ejecutar Justicia y procurar ser de aliciente para el que desea encaminarse a la justicia, al observar nuestro proceder.

 Dejemos de atender que no hacer para practicar lo debido, que conduce a vida abundante, plena y longeva.

Somos muy acomodadizos en lo cual existe conveniencia para nuestro ser; pero mostramos ojeriza sin importar la Justicia implicada sino contiene. Habituados a la tergiversación procuramos volcar todo a nuestra mejora al obviar la práctica de Justicia.

Hogaño prima egoísmo, rivalidad, envidia y violencia y no sé otorga lugar para la Justicia, bondad y misericordia, salvo la determinemos por convicción férrea.

Lamentablemente, tenemos muchos que dicen creer en la verdad pero pocos portar un estilo de vida que sea fehaciente.