Tratamos de cuidar lo que obtenemos con nuestros esfuerzos  injustos más vamos a decadencia, por mucho que madruguemos y nos apliquemos  y lo más factible es continuar con la decadencia de que nuestra injusticia provoca.

Como no estamos conscientes que nuestro actuar diario marca nuestro desempeño diario nos acostumbramos en la práctica  de la injusticia y no deseamos ver hacia la justicia.

De empezar nuestro desempeño en justicia, quitando la imagen de injusticia veremos como es obcecada la decadencia de nuestra injusticia.

Por no practicar lo marcado como justo y recto tenemos como raro e inusual lo que debería ser una conducta común y conduzca nuestro desempeño diario, hacia el avance dentro del propósito de vida honesto que produce vida longeva.

Por no actuar de esta manera nos comportamos como no tener mañana y es que la deshonestidad e infamia y violencia produce vida corta.

Cambiar hacia la honestidad y rectitud nos llevaría a tener larga vida en abundancia en lo Espiritual y lo que amerité nuestra conductas justa.

El que una acción resulte no malograda es directa mente proporcional al grado de justicia y honestidad empleada hacia la realización de ella.

A fecha estamos habituados al desempeño mediocre, malvado e injusto donde no extraña, ni analizamos nuestro actuar diario, en la obtención de resultados nefastos.

Cuando algo resulta complicado o difícil de realizar, mermamos la calidad o eficacia y nos conformamos  con lo obtenido no aspirando a superar nuestra incapacidad, sino tratar de extraer la forma de realizar tal acción sin afectar nuestras  comodidades empleando engaños, injusticia violencia  y toda clase de mal.

La altivez de ojos es rasgo de tiranía y con esto viene la destrucción en todo ámbito, conocer  el verdadero proceder de una persona es manifestando algo de poder.

Por ello deberemos rectificar nuestro proceder ante  la mínima expresión de injusticia, el gran impedimento es que la multitud de injusticia nubla nuestra percepción de justicia considerando que toda nuestras acciones son justas.

Como una mala decisión puede causar destrucción de un proceder, deberemos en todo momento rectificar nuestras acciones rumbo a la justicia, como hemos abandonado este proceder estamos inmersos en decadencia de vida.

Recibir el fruto de nuestras acciones en ocasiones lo tomamos como castigo, cuando simple mente  obtenemos consecuencias de nuestro desempeño diario.

Deseamos en todo momento recibir gratificaciones de vida, sin otorgar a otros las bondades como deseamos ser tratados y no parece funcionar de esta manera, sino externando a los demás el carácter favorable.

Tenemos conocidos que si les prestamos oído a sus palabras, terminaremos inmerso en miedo, angustia y desesperanza la solución está en nuestras manos.

Cerrar  nuestros oído a comentarios infructuosos de rectitud y honestidad no deseando escuchar más de lo que podemos ayudar,  porque el enterarse  de un asunto asume que en lo posible de lo que tenemos a manos   lo dispondremos hacia el alivio de lo entamo siendo copartícipes.