Habituados a obtener servicios o bienes a menor costo interponiendo componendas o estratagemas, desconocemos que acercamos el desmedro a nuestro ser.  Todo lo obtenido con daño a los demás será con daño a nuestro ser.

Una frase manida es “El que no tranza no avanza” claro, allí no te aclaran que cobras según como actúes en el proceder diario “Con el Justo recibirás Justicia; pero con el injusto serás perspicaz para no consentir en sus injusticias, de lo contrario recibirás injusticias.

 Tal vez aquí empieza el círculo vicioso del acaecer de robos, violencia y embates que origina “desfalca  que te desfalcan”; pero es mejor romper ese ciclo o no iniciarlo no desfalques, hurtes o robes, sino siempre emplea la Justicia.

En la vorágine de la sociedad beligerante  portamos talante levantisco. Accionar con pasividad y sosiego  parece algo descolocado y abigarrado pero es lo requerido para cambiar de ambiente en tratos. ”La blanda respuesta aplaca la ira más la áspera la enardece”. Más vale “perro vivo que león muerto” en ocasiones con estrategia  hay necesidad de perder una batalla para ganar la guerra. Aplicable a todo ámbito.

 Nos ufanamos de erradicar valores morales cuando ellos acrecentaron la vida recta y prospera. Parte de esos valores morales es lo entrecomillado muy útil para salir avante con Justeza. Hogaño es más apetecible la injusticia y obviar calidad de vida obtenida. 

 El desempeño  Justo aparte de otorgar vida abundante, provee fortaleza y alegría. La proclividad  de todo proceder alejado de la perspectiva Espiritual es tomar las restricciones para portar vida abundante como limitante y sabotaje a la libertad. Una real libertad debe contar con reglas para operar de lo contrario será libertinaje y descontrol, y jamás algo para disfrutar.

Habiendo tomado elección errada de la disyuntiva siempre podremos cambiar la forma de pensar para cambiar la forma de vivir; con activar la perspectiva Espiritual en Cristo, esto es  adoptar como propio el carácter descrito en su palabra.

Existe, una forma prescrita para alcanzar vida longeva y abundante; por diversas estratagemas eludimos a la santidad, integridad y Justicia, entonces, erramos de ser este nuestro propósito. La fe en Cristo conduce  a practicar Justicia sin pesadumbre cuando adoptamos como propio el carácter descrito.

 Hogaño vejamos y defenestramos de la pulcritud y ensalzamos lo de mácula o procedente de injusticias. De proseguir así, la muerte sin esperanza espera. La falta de esperanza hace incurrir en injusticias.

Puede parecer ventaja realizar tareas diarias con aviesas acciones; pero alargar nuestras manos a la injusticia  incrementa obstáculos, hacia la vida plena y longeva.

 Deseamos gozar y disfrutar permanentemente, y el camino de Justicia practicada ofrece  eso. La disyuntiva es la atracción por lo avieso,  que es antitético a los frutos de Justicia.

Proclives a lo perjudicial para nuestro prójimo y bastardear lo recto presenciado; inoculamos  toda intención de alcanzar vida abundante como procosto.

En ocasiones deseamos lo que aviene para mal a los demás sin percibirlo; pero poco importa cuando priorizamos acorde al egoísmo. Hogaño, hemos vejado  Justicia, honestidad y verdad por adquirir todo beneficio posible, sin comprender que el ámbito Espiritual rige sobre todos los ámbitos.

 Aptos para percibir la realidad desde dos perspectivas obcecada mente rechazamos la Espiritual la cual provee vida abundante, por la práctica de Justicia. El camino para activar la perspectiva Espiritual es Cristo; comprendido  su carácter he interiorizar por nuestras acciones su proceder, practicar justicia no será un suplicio.

El proceder vale más que muchas palabras por tanto, procuremos primero un buen desempeño antes de eclosionar nuestros labios. En el ámbito religioso es común colocar un energúmeno a vociferar algo macarrónico pero emocional.

En la vida diaria, para progresar a fortiori la Justicia deberemos practicar y no dispersarse por aparentes beneficios; hogaño el egoísmo, envidia, bastardeo y la estridencia prolifera; pero nada de eso lleva a buen término.   

Deseamos salir de la mordaza de las penurias a vida abundante, la Justicia espera; de lo contrario la muerte prosigue el deterioro.