Quien es afrentado con injusticias, estridencias o toda clase de males por actuar con Justeza, verdad y bondad, es preservado del mal, por el pago de su proceder pulcro;   los males son devueltos sobre la cabeza del afrentador.

Ante las vicisitudes quedamos perplejos de actuar con justeza  por el pitorreó de la mayoría; indudable mente, ignoramos que Justicia no es un arrobo de la razón, sino una convicción de ámbito Espiritual.

De integrarse nuestro ser de espíritu, alma y cuerpo las tres requieren atención, según su género.

Siempre, quienes se desempeñan sin convicciones permutan entre conveniencia y comodidad de ellos; nunca será de fiar sus palabras. De proveerles algún beneficio tu caída, eso recibirás. En la convulsión social de hogaño es más frecuente la mentira, infamia, bastardear y violencia recibida.

No te extrañes  de ser objeto de desazones sociales; simplemente continúas tu proceder en Justicia.  A su debido tiempo oportuno el pago de acciones realizadas llega. En el momento de realizar alguna truhanería parece que sale ganando el malhechor; pero él justo nunca queda caído, recuérdelo cuando traten de tonto a quien realiza una acción Justa.

Bajo  ira el camino más infame y aberrante parece viable y adecuado; pero las decisiones es necesario tomarlas cuando amaine lo turbulento; o en su defecto cuidar las palabras y forma de expresarlas. Existen las fuerzas de las palabras; de pensamientos y de acciones y las tres convergen e integran nuestro carácter.

Este carácter es afectado según nuestras frecuentes reacciones; como persona hirsuta o afable. Tengamos presente que es crucial buena actitud para obtener benevolencias del Creador y de hombres que materializarán lo concebido en lo Espiritual.

La prudencia y la Justeza características vilipendiadas en la convulsión social presente; donde se exalta lo infame, aberrante y corrupto defenestrando lugar para lo recto. Se ignora que la corrupción permea todo estrato social; pero  tenemos los cimientos de Justicia para revertir todo daño.

Sé requiere anhelar por medio de la fe y materializar la justicia. El cambio empieza por cada uno; los demás al observar frutos mejores de vida nos imitarán, de la misma forma que imitaron las injusticias  pero sin  gandulerías.

La paz y confianza permanece si somos un pueblo que sabe guardar verdades; nadie que vocifera sin prudencia adquiere estima de confiable. El punto crucial es tener la prudencia, Justicia y honestidad practicada, siempre. Arrogarse las promesas que con lleva perseverar en rectitud esto incluye.

Hogaño tiene terreno feraz la injusticia, malicia y actitud beligerante; donde la decadencia es perceptible, por doquier.

Tenemos un solo camino a la vida abundante ejercer Justicia, para ello primero atender lo Espiritual de Cristo.

Dicen que con el transcurso del tiempo y familiaridad nos mimetizamos con el entorno; por eso cuidemos las compañías que cultivamos, y actitudes que afloran. Se asemeja la rebeldía a la adivinación, y la obstinación a venerar (ídolos).

Recordemos, que la obediencia a la Justicia siempre brinda lo mejor, aunque no lo parezca. Fluctuar entre lo Justo e injusto por conveniencias como hogaño, asegura la languidez. Formados por tres áreas  Espiritual, moral y material ocupémonos no solo de la material; ya que la vida no consiste solo en la cantidad de bienes que poseemos.

Al  pedir no consideramos las consecuencias de lo pedido; limitamos nuestra percepción  a las ventajas, obviar lo que con lleva puede producir adversidades.

Sí por algún medio somos instruidos a la bondad y rectitud; aprenderemos a vislumbrar todo en conjunto, por la sabiduría del Creador. En cuanto tomemos la impronta de su Justicia hacia nuestro estilo de vida todo nos será fácil.

Lo yerto es quitar las injusticias e intenciones aviesas que impiden ejercer Justicia. En algunos casos ejercer Justicia será pasar por tonto, delante de los hombre; pero nuestro pago se edifica en lo alto con sumo dividendos.