Persistir en nuestras rebeliones es motivo de consumir nuestros días en vanidades, y años en disgustos. Como medio el sufrimiento despierta a la misericordia por el mero susto y rectificamos un poco. De mantener la actitud de la ciudanía afectadas por el sismo; pronto hablaríamos de intento de cambio “Porque el problema radica en el corazón, y no en el aspecto x”. Solo Cristo puede cambiar el corazón, difícilmente el hombre logrará algo. ¿La próxima catástrofe suscitará? De llegar al colmo la actitud rampante de la ciudadanía. Sí decidiéramos mezcolanza de Justicia con injusticia; para Dios cuenta la Justicia. En nuestras manos está el seguir sufriendo porque dada uno morirá por su pecado, pero lo que es males a los injustos es bienes a los Justos.

Para colocar nuestra confianza en Cristo siempre, y no procurarlo cuando el temor y la aflicción se ciernen sobre nuestra persona; debimos conocer su carácter desde antaño y practicar diariamente su proceder. De padecer tendremos; pero no es lo mismo con esperanza y fe, que sin ella. Recordemos que la violencia es la ira sin esperanza.

Cristo juzgará con rectitud a su pueblo, y a sus afligidos con Justicia. Entonces los montes producirán paz para el pueblo, que se desempeña con Justicia como estilo de vida y no como lucro. Los malvados están colocados en deslizaderos para ser destruidos, por sus acciones aviesas. No existe razón por la cual sentir envidia por los malvados, salvo que anheles ser destruido. Pero como las acciones productoras de males emergen solas, basta no ejercer Justicia, tener indiferencia al dolor del prójimo, y defenestrar del atavismo moral basado en la palabra de Cristo.

Prosperan para disfrutar los que no son rebeldes a la práctica de su palabra; pero los rebeldes quedan en tierra seca. La práctica de Justicia otorga evidencias de agradar a Dios y los hombres, aunque para estos últimos es estulticia el atavismo moral. Importa lo que construyes hacia el futuro no a la inmediatez; recuerda, siempre la Justicia triunfa en el tiempo oportuno. Perseverar en hacer lo correcto es difícil sin esperanza firme en Cristo; pero con ÉL es sumamente fácil. Estar en Cristo es internalizar su carácter, visible por nuestros actos, y no hacen faltas palabras.

Por doquier se busca beneficios inmediatos, pero no se considera que la opresión y el dolo conciban carencia, agonía y obnubila, impidiendo la vida abundante. Otros pretenden la Justicia como negocio, pero nunca como principio de vida, en el cuál hay victoria con introspección de la palabra de Cristo. Pulula la injusticia como actitud normal llevando a denominar lo deplorable e infame como bueno. Por eso mediando el sufrimiento abre nuestros ojos a la cordura pero enraizada la injusticia desestimamos la Justicia.

Proferir mentiras; emanar injusticias en todos nuestros actos es moneda corriente al presente, pero sabía ¿que ello predispone a la falta de confianza y languidez? Es cierto que la corrupción permea todo estrato social, pero no olvide lo Espiritual. Este es el ámbito que rige sobre todo otro como el material. El hombre inocula primero lo material y rehúye a las consecuencias, y ello tal vez con dinero se amaina un poco; lo espiritual solo la comprensión de Cristo puede ejercer cambio de pensar, para que cambie nuestra forma de vivir. Recuerde lo que no abarca la razón, pertenece a la fe.

Al que: Aborrece la corrección, y da la espalda a las palabras de Cristo. Corre con el ladrón, en su compañía, y con adúlteros es su beneplácito. Entregando su boca al mal, y su lengua trama el engaño. Así evidencia abandonar a Dios. Será reprendido y expuestos sus pecados (consecuencias) ante sus propios ojos. Actitud idónea para ser destruido por elección propia. Pero si, con espíritu noble avienes de Cristo internalizando su carácter, como olivo frondoso permanecerás. Por confiar en Cristo eternamente. Porque la Justicia siempre gana y a su tiempo idóneo ofrece sus frutos.