Por doquier incitan a, tomar como norma de expresión léxico que expresa decadencia; pero nos hace quedar como garulos y no como personas dignas de ser preferentes en cuanto al trato alcanzando beneficios superiores. Como lo de boga es la languidez verbal, aunado a la injusticia y depravación transitamos por las acciones procedentes de nuestra elección como: la violencia, injusticia, robo y mentiras.

Lo que contamina más es lo salido de nuestras expresiones. No  podemos vivir tranquilos gozando de paz, no obstante continuamos  expresamos malicia a diestra y siniestra. Nuestro vientre será lleno de lo expresado por nuestros labios no exclusivamente. La parte de diligencia de nuestras manos es afectada por la forma de pensar, que origina las palabras o expresiones.

Atribuir, cualidad de divertido es sinónimo de sin control a fecha. Consideramos que libertad es cero reglas; cuando libertad opera como un juego que debe tener normas para funcionar. Los excesos, sumergen en decadencias fatales así que, en alguna medida todos los basados en procederes injustos padecen consecuencias, de manera que lo atribuido a castigo o lo punitivo procede de nuestro actuar diario.

 Cada uno es arquitecto de su destino en Justicia, honestidad y bondad o deseas ser arquiterco practicando, la injusticia, infamia y violencia evidenciando que produce vida en detrimento como hoy la tienen los injustos. 

El acomodo al léxico decadente y reiterado en el lenguaje exiguo actual de la sociedad,  no tiene relación a nivel o capacidad adquisitiva, pero el rechazo a ello sí  con procedencia y deseo de alcanzar mejores cosas, no lo material, sino en lo Espiritual.

 Una cosa es hablar desprovisto de elegancia y gracia a los oyentes por falta de instrucción y muy diferente es la falta de veracidad y honestidad por el cúmulo de injusticias practicadas, así que no tomemos tan en boga lo que nos puede estigmatizar  como vulgares y faltos de veracidad, es decir, lo reiterado en grosería.

Sabemos si una persona es buena o mala, no es  por recomendaciones, sino por sus acciones dentro de la honestidad, verdad y bondad. Lamentablemente a fecha, se interesa cada uno por su bienestar y no en como poder ayudar al prójimo, aunque nuestro bien esta cuando elegimos ayudar a los demás. Topar con personas fiables es más exiguo.

 La decadencia económica empieza por restar importancia al ámbito Espiritual, pues hemos habituado toda conducta al robo, estafa y violencia así que,  los frutos de las acciones propias muestran que no somos personas fiables, dignas de confianza en un empleo.

A fecha, presenciamos multitudes de infamias y atrocidades pero; guardamos silencio ignorando que crece la injusticia por no indicar lo que  está mal.  Para tal efecto, deberíamos tener presente la Justicia de otra manera estaremos endilgando despropósito a lo que no lo tiene. Hemos quitado esta responsabilidad aceptando como bueno y normal toda perversión.

La raíz de todo problema social, radica en lo Espiritual; desde esa perspectiva se elimina no erremos dirigiendo esfuerzo en otro ámbito.

Tratar al prójimo como en lo mejor que deseamos para nuestra persona, no es fácil por habituarnos a la malicia. Todo momento idóneo para accionar atrocidades sin llegar a realizarla es tonto, para los infames. No temer a consecuencias catastróficas no obstante, realicemos daños a los demás es satisfacción a los infames.

 Para todo injusto no concibe la vida con ausencia de injusticia por lo tanto, la Justicia es tontería y pérdida de tiempo. Por ignorar magnitud de la Justicia.

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No mostramos bondad por la falta de agradecimientos, además del gran egoísmo imperante. El desconocer que tenemos más cuando compartimos con el desvalido en tal caso, fortalece el egoísmo conduciendo a la penuria en todo sentido.

 Transitamos buscando que al quien otorgue algo, sino lo robamos; pero jamás consideramos aportar algo al beneficio de otros y no limitemos a lo material, lo aportado.

El practicar bondad sensibiliza nuestra actitud para actuar en Justicia.