Con aversiones e inquinas se topa el que desea accionar en Justicia y bondad; pero lo que hace superar todo impedimento; es la seguridad de la fe en Cristo, que impulsa para un proceder hacia vida pletórica. La contraparte es no topar con resistencia sino agrado de todos, ahí sabremos que estaremos mal; porque aborrecieron a la luz (Cristo) también a quienes les pretenden imitar. Topamos con 95% de la población dice ser Cristiana, pero ni un 1% evidencia haber internalizado el carácter de Cristo en su proceder diario. En pasmosa mayoría avanza el pecado, iniquidad y la corrupción y los disque cristianos se mimetizan a este subvertir moral tomando la palabra como fuente de ganancias. Adoptando como tolerable lo infame, aberrante y nefasto olvidando que la palabra no debe ser tergiversada a intereses.

El Espíritu de la verdad por la fe en Cristo, otorga convicción para practicar sus mandamientos; esta es la única forma de mostrar que le amamos, y se manifestará con evidencias que la esperanza en Cristo no es estulticia. Hogaño frena tomar el camino de la fe, el encandilamiento de la mayoría sumergida en pecado, aparentes beneficios por aunar a la decadencia y la inclinación hacia el mal. Preferimos mantener carácter maleable que convicciones férreas de practicar Justicia que conduce a vida pletórica

De internalizar el carácter de Jesús de Nazaret en nuestro proceder estaremos conociendo al padre; en 10 mandamientos contiene más salud que las 1700 páginas, que dicta la ciencia de la salud. Conocer al padre conlleva interpretar esos mandamientos como vías a mejorar la permanencia sobre la tierra, y no a desmedrar o anquilosar la libertad. La decadencia presente es falta de fe y amor; parece que Volter dijo al respecto que” estaría olvidada la biblia”, pero pudo ser la decadencia que evidenciamos la referencia.

Quien rechaza y no recibe las palabras de Jesús es juzgado por sus palabras, pues el mismo padre lo envió; el padre y yo somos uno dijo Jesús. Su mandamiento es vida eterna, no limitación o capricho. Hogaño comprendemos por libertad lo que denigra y perjudica; pero todo debe contener reglas para operar bien, así la vida. Retobo exhibimos ante lo que es rectitud y disciplina por estimar mejor la gloria del mundo que lo Espiritual eterno. Recuerde, sin esperanza la ira es violencia, por eso la beligerancia de la sociedad.

Todo lo que esté dentro de rectitud y Justicia conforme a la voluntad de Dios o Cristo, lo concede a los que le buscan y obedecen. Hogaño se distiende toda norma moral, hasta llegar a percibir lo perjudicial como aceptable, con tal de agradar a la mayoría; esta es la razón primordial por la cual no somos escuchados por Dios. Siendo entregados a una mente reprobada, cuando reprobamos practicar rectitud. No es cosa menuda abandonar la práctica de Justicia, a menos que a costo de una mísera vida como divisamos por doquier, y pocos obedientes a Dios en vida pletórica integral conformada por lo Espiritual, del alma y material donde las primeras colman a la tercera.

El impedimento para ingresar a la vida pletórica es seguir lo de boga, que es el desprecio por lo espiritual de Cristo; a pesar de las penurias y decadencias padecidas. Lo crucial es que no se acepta creer en Cristo cuando el otorga vida no al religioso, sino al que internaliza su carácter. Conoceremos de Dios por las obras realizadas en Justicia; pero como transitamos a ultramontano de rectitud, bondad y verdad Dios no está presente estimamos; pero está retribuyendo a cada uno según sus acciones.

Dios no escucha a inicuo los que tiene un proceder constante en el pecado, esporádicos o los que no hacen su voluntad; su voluntad es que internalicemos el carácter mostrado cuando se encarnó en el cuerpo de Jesús de Nazaret. Pero si rectificamos procederes por medio de la fe genuina, que genera convicción de no practicar lo que le desagrada, entonces seremos escuchados. Y este es el secreto de la vida pletórica.