Existe, manera efectiva y garantizada  de que todo nos venga a bien; en los proyectos o planes realizados. El desempeño circunspecto verdaderamente, asegura el camino a la  Justicia;  donde todo se nos otorga sin cargos onerosos.  Al decidir practicar Justicia, bondad y honestidad   tengamos por seguro que ayuda tendremos.

El mal proceder se vence, en efecto, con el proceder Justo, y nunca con violencia e infamia; la honestidad, hace prosperar en lo que determines  emplearlo; dentro del ámbito de Justeza. 

La blanda, respuesta aplaca la ira; cuando todo mundo impele a  la estridencia sabio es tomar el camino de pasar por alto la ofensa.

Si el rumor de la afrenta, es por sitios no oficiales y fidedignos; ese puede ser el atenuante para esgrimir,  la severidad de la ofensa y presentarse como en la inopia de la ofensa.

De esta forma puedes apelar a mejores condiciones de trato; por demostrar un carácter reconciliador.

Recuerda, que el estrépito de la violencia y ofensa es el vehículo preferido del que ignora proceder con diplomacia. Vence, con el bien el mal proceder; no digas como me hizo haré.

Mucho trabajo cuesta, tener que confiar en que nuestro mal; procederá en beneficio a futuro. Sobre todo inmerso en el egoísmo que sega del proceder Justo. Para quien, procede en todo momento con Justicia; no existe tal impedimento. La práctica habitual de Justicia proveerá medios para continuar ejerciendo Justicia, honestidad y bondad.

Turbamos  todo ánimo con violencia, robos e injusticia; ignorando que el poder, riqueza y sabiduría se obtiene a través de ejercer Justicia, benevolencia, honestidad y bondad cada día. La vorágine social, impele a lo  antitético así, absorto en decadencia, languidez y esclavitud; perdemos la vida placentera.

La vida no consiste en la cantidad de bienes poseídos sino, lograr todo circunspecto a la Justicia y honestidad. Efectivamente, parecerá no lograrlo; pero si activas la perspectiva de la fe por tanto, cambiarás de ámbito tu bregar y obtendrás más, la vida plena en Cristo.

Primero, deseamos por la razón obtener, el motivo de nuestra existencia; pero es la fe, la que predomina en todo ámbito y brinda respuesta satisfactoria.  Crasos circunstanciales  tiene solución palpable en el ámbito Espiritual de Cristo. Vejamos, vilipendiamos y defenestramos, todo ápice de Justicia y verdad. Ignorando que en la práctica de Justicia está la vida placentera.

Nos ufanamos y regodeamos, en la injusticia; sin la introspección  que ella sumerge en detrimento. Contumaz con las injusticias no dejamos de practicarlas. Hasta que llegue nuestro aviso; pero para quien no va a responder satisfactoriamente a la Justicia; puede ser punto final.

Como recibimos conforme a nuestros hechos o procederes;  congruente es la languidez y falencias padecidas en la sociedad egoísta, infame y violenta. No concebimos la  bondad, misericordia, Justicia, por lo tanto subsistimos más no sabemos, de felicidad y prosperidad plena.

Falta que acudamos a la Justicia, honestidad vejando toda actitud perversa; para, activar la vida plena en armonía con los semejantes, bajo guía del Todo poderoso que juzga vivos y muertos.

Se ufana,  quien murmura cree que logra más autoridad de esa forma; cuando es algo que denota carácter débil y paupérrimo gesto de confiabilidad. Ser de los que viven ensimismados en pasiones  hace errar de la realidad; por no procurar el bien a los demás, perdemos campos de acciones Justas. Adular por motivo de interés, siempre es la razón de pérdida para quien obedece las lisonjas; porque el que cree, ya no desea analizar si es verdadero o no lo proferido.

Las murmuraciones, lisonjas, obsecuencias y adulaciones tienen un fin  común redirigir hacia ellos  todo bien por medio. El egoísmo puro así, como el deseo.