Realizar, una tarea específica conlleva a cavilar por lo regular, las maneras más fáciles sin considerar la calidad de ella. Nunca, actuando, de   forma soterrada tendremos reconocimientos de nuestra labor. Es mejor invertir tiempo y esfuerzo en capacitación que tratar con desdén  y fastidio lo encomendado.

Ser dotado de inteligencia, habilidad y agudeza, mucho tiene de relación con lo espiritual. Soslayamos, todo lo de buen nombre por la vorágine de lo orgiástico (el desenfreno); obteniendo, puros detrimentos y lapidar fuerzas que luego añoremos. Mejor, hoy encaminemos hacia la rectitud que pronto recompensa palparemos.    

La asiduidad, con inteligencia lleva a la pericia en lo que trabajamos; pero existe una capacidad muy superior. Obtener, sabiduría en todo ámbito requiere activar perspectiva Espiritual en Cristo.  La sabiduría al justo le es sencilla de alcanzar; pero al injusto le es imposible.

El proceder con justeza ofrece vida plena aquí y ahora; pero la injusticia, aberraciones y violencia otorga decadencia, y  desmedro permanente hasta la muerte. 

Hacer rectitud y Justicia implica no torcer la senda por emociones, sentimientos ambivalentes, o beneficios aparentes. Hogaño, no titubeamos decantar por lo injusto, infame y aberrante vejando, la honestidad y veracidad; gravitando, la decadencia sobre nuestra cabeza.

Existe, una expresión  condicionante que los mismos religiosos no comprenden o no de sean obedecer. Hogaño se toma la palabra  como fuente de ganancia y no he visto, cosa diferente. La misma palabra dice se santo porque yo soy  santo.

Y lo que implica es apartarse de malicia, procurar la paz con Espiritualidad activada en Cristo y actuar en consecuencia, al carácter del que inspiró la palabra. Pero, santidad no es ausencia de errores, sino más bien perseverar en practicar Justicia no asintiendo lo que hace errar de la rectitud.

Practicar rectitud, Justicia y verdad nos asegura obtener bondades. Que todo, nos salga según lo planeado, depende que tanto acercamiento tengamos con la Justicia en nuestras acciones realizadas. La suerte, que tan a menudo nos referimos es práctica de Justicia.

Cada día, nos apegamos más a lo placentero y en olvido, yace la honestidad, veracidad y bondad. Somos imbuidos,  en el frenesí presente alentando, lo antitético a una moral  que debe producir vida recta.

Hogaño que la moralidad ha, menguado topar con requerimientos de aumento de ella; puede presentar una enajenación. Esta es, la situación presente de negociación con América del Norte pareciera. Realizar, operaciones satisfactorias  deberás elevar la calidad moral propia; de otra forma serás de ínfima categoría. Discurso de ese, país ante el congreso  pocos lo captaron pero dijeron desde el ámbito Espiritual.

Lamentable, se adopta la infamia soterradamente para obtener la hegemonía;   en resumen no se vislumbra la Justicia.