martes, 16 de octubre de 2012


Somos inclinados a forzar todo aquello que este a nuestro alcance económico, influencias y demás para que nos rinda lo máximo en beneficio, dejando de estimar que las cosas son adversas o no según nosotros mismos lo decidimos por nuestras acciones justas, verdaderas y llenas de bondad.
Haz topado con personas que con poco esmero, es merecedor de aquello donde nosotros hemos colocado gran esmero, esto nos da la pauta que las cosas son decididas no por nuestra fuerza y dedicación sino más bien por el que gana el favor de algo superior, favor obtenido por la práctica diaria de la justicia, verdad y bondad sumando preparación y ahínco.
Todo que se nos presenta es para algo especifico, solo debemos mantener nuestro carácter justo para discernir, el fin de ello, lamentable mente pocos son los habilitados para discernir pues nuestras acciones nefastas a la verdad, justicia y bondad hacen estorbo a una vida llevadera sin esfuerzo.

Renunciar a todo subterfugio deshonesto y a la astucia, que es inteligencia para hacer cosas malas, indebidas no es cosa de fácil decisión, sobre todo cuando estamos inmersos en el estilo de vida basado en la mentira, estafa, robo, truhanerías y rapiña.
Con este cúmulo de acciones sin beneficio para una vida pacifica, no veremos ni sabremos distinguir las acciones procedentes de lo justo, verdadero y lleno de bondad que hace merecedor de vida abundante longeva sin angustias.
Es mejor manifestar por nuestras acciones a Dios, donde el que nos rodea palpe la diferencia de carácter con el que solo trata de sobre vivir, y no lleva el propósito de trascender en el plano espiritual por medio de la vida abundante.

Podrá algo empañar nuestra conciencia y tranquilidad cuando, toda acción la hemos realizado con sencillez, sinceridad y honestidad libre de hipocresía.
Parece algo anormal tratar de comportarnos de forma correcta y justa en esta sociedad donde impera el robo, el fraude y la falsedad, hasta las mismas autoridades humanas animan a recurrir por lo fraudulento, siendo normal para los que ignoran que toda acción trae sus frutos de la misma naturaleza realizados, esto es bien a los que eligen por lo recto y justo y angustias y oprobios a la decisión de tomar lo deshonesto, aunque esto más productivo al instante, nos sumerge en una cadena de desventuras.
Es mejor obtener las cosas por vías de la rectitud que nos aprovechará y no con deshonestidades donde lo obtenido se ira como agua entre las manos, manchando nuestro carácter de vida.


Las pruebas que provocamos con nuestras acciones fuera de lo que es digno de ser receptor de frutos que generen vida abundante, longeva y abundante, con toda acción justa, verdadera  libre de murmuración, chime y mentiras.
Pareciera que no tiene salida de terminación, más recordemos que el objetivo de esa prueba es examinar nuestro desempeño diario, para corregir toda desviación injusta que estemos realizando entonces veremos la pronta solución.
Ninguna prueba sobre pasa nuestras fuerzas y capacidades sola mente llegan para advertirnos de rectificar nuestro proceder, salvo que nuestro ser se encuentre inmerso en la injusticia no prestaremos atención a ninguna advertencia.

Hacer lo bueno implica: No devolver mal por mal sino todo lo contrario, por si de alguna manera, nuestra buena actitud trae para nuestro agresor el recapacitar de que buscamos la paz.
De esta manera estaremos procurando el bien nuestro y de todo cuanto tenga contacto con nosotros.
Practicando lo de buscar la paz, en lo que dependa de nosotros, no es fácil y mucho menos cuando seguimos la altives, arrogancia y orgullo del egocentrismo en auge en esta sociedad torcida a todo lo bueno según la justicia, verdad y bondad.

En toda acción justa y actuar recto los demás juzgarán como algo tonto, un decidir de está naturaleza, por estar habituados a la realización de lo fraudulento, falso y violento donde el egocentrismo predomina y queremos obtener para nosotros el beneficio de todo sin considerar a los demás.
A pesar de la estima de los demás es que nuestra convicción, debe mantenerse firme en obedecer a Dios antes que a hombres.
El fruto de cada acción ejecutada tapizará nuestro transitar por esta vida.
Es por eso que cada uno es el constructor de su propio destino que edificamos con nuestros pensamientos, acciones, hábitos y estilo de vida conformado con todo lo anterior.


El no permitir que tomemos hábitos, costumbres reflejadas en conducta inclinada al robo, fraude y rapiña es elección nuestra así mismo, recibir el fruto correspondiente a nuestra elección tomada.
No es correcto decir el mal o circunstancias de la vida nos hizo cometer algo indebido porque la decisión es nuestra de tomar o dejar, según nuestras debilidades son las tentaciones que siempre estarán, a veces en compañías de personas, lugares frecuentados o apetencias.
Atentos que de todo acto realizado obtendremos frutos de la calidad de acciones ofrecidas, estos son buenos dentro de lo que es justo, verdadero y lleno de bondad o mal todo lo que no es dentro del marco anterior.


De empezar una era nueva según Mayas y locas pasiones sociales, decidamos hacer a un lado la cultura de la estafa, transa, y soborno que como hemos observado no rinde frutos para vida sino para angustias, incertidumbre y falta de paz, aunque en lo inmediato nos engaña con un paliativo que parece ser solución mágica.
Elijamos abandonar toda práctica deshonesta, injusta y violenta para formarnos un carácter de vida digno de ser receptores de vida abundante y longeva, donde lo obtenido es enteramente de nuestro trabajo y dedicación ya que mejor es un puño lleno con justicia que ambos llenos con injusticia.
El practicar justicia y rectitud rendirá sus frutos cuando más lo necesitemos y esto no siempre coincidirá con nuestras apetencias sino estarán en el momento oportuno.


Cuando nuestra percepción de lo recto y justo no es clara y toda acción nos parece recta, indudable mente el cúmulo de acciones injustas, mentirosas y violentas ciegan la sensibilidad para percibir lo que real mente nos hace disfrutar de una vida abundante, pacifica y longeva.
Es evidente que la mayoría elijamos lo que más beneficios nos rinde pronta mente, sin importar mucho el daño que esto cause a los demás.
Precisamente aquí esta nuestra desventura en no poder disfrutar de lo obtenido violentando a nuestros prójimos, porque lo que mana fuera de justicia, rectitud y verdad tiene su fruto de muerte.
Por el contrario si fuéremos pacientes en esperar conforme a lo verdadero y justo lo producido por ello si que lo disfrutaremos.

Amonestación no es regaño o golpe, más bien es decir que es lo corregible y como es la forma de lograr esa corrección.
Normal mente abrimos nuestra boca para crítica, que este no dice como corregir lo marcado mal de un proceder.
Resulta tan común que a fecha casi ninguno sabe dar una guía fiable de lo que esta bien, es así que denominan bien a lo que  produce placer y confort, importando poco que tanto daña al prójimo la obtención es esto.
Denominando mal a todo aquello que amerita esfuerzo para procurarlo, por esto mismo no acudimos a leer los principios sólidos de una vida abundante y preferimos amoldarnos a lo común aunque esto este erróneo esto es pura mediocridad. 

Algo que jamás practica alguno de religiones es no consentir las acciones de quien vive desordenada mente, entrometiéndose en vida de los semejantes, por murmuración o chisme donde el deporte favorito de toda gente mayor, parece ser el atisbar todo comentario para divulgar.
Hoy he leído 2 tesalonicenses 3: 10-14 que se debe amonestar a quien practica esto de la murmuración, para retomar un estilo de vida digno de ser receptor de vida prolongada y pacifica.
Pero resulta que se obvia este paso para dar rienda suelta a su lengua, sin considerar las consecuencias atroces  producidas por este esparcimiento o deporte.