viernes, 30 de noviembre de 2012


Acepción de personas por condición social, económica, costumbres y hábitos u otras razones no es buena actitud,  mejor es indicar a esa persona la forma de mejorar, estando la decisión en ella de tomar o no la corrección.

Muy frecuente es murmurar con otros, de las cosas realizadas mal según nuestra propia opinión, que no dar la forma correcta de ejecutar lo incorrecto, a nuestra apreciación, basta con indagar las razones reales por las cuales se llevan a cabo de esas formas.

Obteniendo la sensibilidad para enfrentar al que es objeto de nuestra crítica o murmuración, podremos tener el tacto para abordar el tema deseado a corregir siendo en si esta la forma de exhortar, pero cuidemos de nuestro carácter de no padecer de las mismas fallas, por esta razón pocos son los que exhortan y muchos murmuran que consiste en hablar mal de una persona ausente.

Alabanza.- Tiene que ver en mayor medida con nuestras acciones cotidianas orientadas al refuerzo, de aquello que es objeto de nuestra alabanza, no confundamos obsecuencias que son lisonjas dichos por conveniencia.

La mayoría de religiones asocia música y poco hecha a ver que no se limita solo a esto, sino que abarca nuestro estilo de vida cotidiano evidenciando la verdad, justicia y bondad.

Al decidir alabar alguna persona, no le vamos a cantar sino vamos a exaltar cualidades de su carácter adoptando esas cualidades para nuestro desempeño de lo contrario no es alabanza.

Amargura, angustias y frustración son los primeros síntomas de un estilo apartados de la verdad, justicia y bondad, donde el dinero se va entre nuestras manos como aguas.

La falta de paz es producto de nuestra injusticia y multitud de palabras ociosas que proferimos a diario, creando ese ambiente hostil o llevadero, recuerde que cada persona decide ser portador de paz o angustias, a través de nuestras acciones, dado que como tratemos a los demás seremos tratados.

En el momento de proferir y manifestar por acciones nuestro carácter, poco nos importan los resultados producidos por nuestra conducta, el lamento y lloro es después cuando nos corresponde cosechar los frutos producidos por nuestro proceder cuando hemos accionado fuera de la luz, no digo de justicia porque tenemos una apreciación de justicia que es inclinada a nuestra conveniencia, y esto es trapos de suciedad delante de Dios. Debiendo adquirir la justicia que es según Él creador.

Cuando contamos con nuestros actos realizados dentro de los frutos de la luz, que es la bondad, justicia y verdad, antes de que aparezca la necesidad veremos cubierto ese requerimiento futuro de nosotros o tal vez  de los que nos rodean.

Por cobardía no empleamos la verdad como concepto.

Por aparente conveniencia decidimos alejar nuestros actos de la justicia, que rinde frutos para una vida pacifica, en un tiempo oportuno.

Por egoísmo decidimos hacer caso omiso a los requerimientos de los necesitados,  recursos que tenemos a mano.

A parte de proveer lo requerido o parte, debemos tener la capacidad para instruir los actos futuros a la luz.

 

Cuando nuestros intereses son comprometidos como ingresos, bienes y relaciones que pueden dejarnos contactos viables para un próximo ingreso, no dudamos en defender sin importar lo justo, recto y verdadero que haya en la manera que hemos tomado para defender, y mucho menos el daño causado, pensamos si este daño es mayor mejor para nosotros .

No logramos percibir que si daño proporcionamos a nuestros semejantes, daños recibiremos de nuestros prójimos.

Que tal es nuestro  desempeño diario, así será tapizado nuestro caminar por la vida, es mejor decidir  ser practicante de justicia, veracidad y bondad que decidir actuar como la mayoría cimentada sus acciones en robo, violencia e injusticia.

Los frutos de nuestra decisión transformarán la vida en algo llevadero gozando de paz, abundancia y larga vida bajo la justicia o lleno de adversidades, angustias y desesperanza bajo la injusticia.

Aquí es donde somos los constructores de nuestro destino al elegir, solo no nos dejemos engañar por los aparentes beneficios de un proceder injusto.

 

En este tiempo muchos deciden operar una congregación sin tener en cuenta que es Dios el que decide elegir al hombre que deberá hacerlo.

Deciden esto por ver en ello  la gran ganancia, obtenida donde se invierte lo mínimo y de usufructo se obtiene según la ingenuidad e ignorancia de los seguidores.

Mucho importa el trato y carisma hacia los seguidores, incorporando psicoanálisis así como un poco de hermenéutica, analogía y demás estudios de la escritura del lenguaje original, o decidir apegarse a las tonterías que hacen los demás.

Tenemos muchos de religiones, pero pocos que en verdad practiquen la justicia, verdad y bondad esto es igual a estorbos para el avance del reino, pues viendo la forma de vida de estos en nada se diferencia su modo de comportamiento a los que no son de religiones.

 

Justificado es una palabra que no comprendemos con lógica, más toda la tenemos latente para nuestra vida mientras tanto decidamos creer en quien puede justificarnos, accediendo a un estilo de vida recto integro, verdadero y lleno de bondad.

En el momento que decidamos podemos  entrar por la puerta que conduce a la paz, plena de abundancia y  de una vida  y longeva.

Este en esencias este son las buenas nuevas, que consiste en un estilo de vida marcado por la justicia, rectitud y veracidad en toda acción realizada y no, en asistencia a cuevas de ladrones disfrazada de iglesias, congregaciones u otros nombres.

El caso es creeremos que todos podemos librarnos del lastre de una vida decadente, donde somos arrastrados a la muerte paulatina, o empleamos la fe en Él que pude juzgar a vivos y muertos este es CRISTO.

Teniendo por convicción el accionar en bondad, justicia, verdad e integridad, donde lo que proferimos es de edificación a los oyentes y transmite gracia.

La avaricia, corrupción de funciones no parece ser algo nuevo, entonces la única forma de erradicar estas malas prácticas es a través:

De un cambio de mentalidad donde decidamos practicar lo recto y justo según apreciación de nuestro  Creador por convicción y no por mera obligación.

En el momento que decidamos regirnos por convicciones justas, integras y honestas nuestras prioridades variarán, tal vez tengamos como estimulo una situación adversa, que abra nuestros ojos  hacia la necesidad imperante de rectificar nuestro desempeño de vida.

De no requerir estimulo y rectificar mucho palparemos los frutos de justicia practicado y que variarán nuestra apreciación de esta vida para bien.

La ignorancia de acciones fueras de lo recto, justo y verdadero Dios pasa por alto si procedemos en arrepentimiento, rectificando nuestro estilo de vida para recibir paz, abundancia y larga vida que solo es producido por la justicia procedente de la fe en que el Todo lo puede.

El inconveniente de estos tiempos es el aceptar, que en algo hemos fallado ya que existe algo como el egocentrismo, tan exaltado que impide ver hacia atrás rectificando todo proceder fuera de lo recto, para ello ayudaría indagar que es recto, integridad y justicia delante de Dios no estando en ignorancia.

Al no estar en ignorancia muchas son las maneras de activar nuestra conciencia para el discernimiento de lo bueno y malo, pudiendo decidir entre estas dos opciones, mientras tanto solo nos conformamos con la opción mayoritaria que es la basada en la mentira, robo, violencia e injusticia.

La prosperidad viene con el motivo de que mostremos bondad, hacia los que por ahora esporádica mente acuden a nosotros, por si en algo podemos aligerar el peso que les abruma.

La bondad es uno de los frutos de la luz, otro es la justicia, y verdad que todo debemos practicar para forjar nuestro carácter y conducirnos con un estilo de vida digno  de ser merecedor de vida abundante, pacifica y longeva.

Pocos comprenden que si somos prosperados es para adelantar o hacer visible, algo como la bondad hacia nuestros semejantes.

Donde damos y más tenemos, no parece lógico más en los menesteres del Todo poderoso no hay lógica.

Es como cuando nos acontece algo desagradable, analicemos si en practica de la consecuencia recibida mostramos algo de Dios, para lamentarnos de ¿como Dios permite eso en nuestra vida?, no es Dios que las provoco sino nuestras malas decisiones.

Muchos de religiones dicen hablar en lenguaje extraño, para hacer creer que pueden hablar como los ángeles, la verdad es que pocos son los que logran en realidad esto, pues la mayoría recurre a la glosalalia que es una invención de palabras carente de significado, que desean pasar por lenguaje angelical.

Porque un estilo de vida, recto, justo y obediente es lo que en verdad logra poder hablar como ángeles.

Por esto si alguno quiere hacerte creer que habla en lenguaje angelical, analiza su comportamiento, fuera de todo ambiente de religiones y si es justo, obediente a Dios e integro, puede que sea verdad.

Nos exasperamos con esta temporada de consumismo vano y trivial, sin analizar que lo pretendido alcanzar no coadyuva en algo a una mejor existencia sobre la tierra, todo lo que si ayuda a mejorar nuestra existencia como personas las hemos abandonado desde cuando.

Estimamos como algo nefasto, ruin y vergonzante la justicia, verdad y bondad estas cualidades en una persona son las que, elevarán la calidad de vida conduciendo a paz, abundancia, plenitud y largura de días.

Es bueno esforzarse, pero hagámoslo por lo que mejore nuestra vida sobre la tierra que teniendo buen desempeño ahora, mucho mejor será después.

Nuestras palabras deben ser de consolación y fortalecimiento, esto es otorgado a los que han sido entrenados, bajo diversas pruebas y han resultado aprobados saliendo de ellas con más herramientas, para enfrentar las vicisitudes de las decisiones diarias.

Si consideramos que cada cosa que llega a nuestra vida es para entregarnos herramientas, que en lo futuro utilizaremos y nos capacitara para la tarea que hemos llegado a este mundo.

Esta tarea por lo regular es ser de edificación,  consolación sabiendo donde están almacenadas las fuerzas para pasar toda prueba aprobada, que constará de un carácter de vida recto, justo, verdadero y lleno de bondad.

Es decisión nuestra atender lo antes dicho, o simple mente cada prueba deje remordimientos, dolor y amarguras.

Parece bueno en ocasiones tener algo de sagacidad, según la situación presentada donde atenderemos, primero hacer lo recto y justo no perjudicando a otros, de otra manera no es recto ni justo lo pretendido; tratamos a toda costa salir libre de responsabilidad con la cobardía de la falsedad o mentira esto hace perder la rectitud.

Pero si cumplimos con la rectitud de un carácter aprobado no por legislación humana, tengamos por cierto que nuestra intención no tendrá impedimentos de desarrollo.

Aquí es donde todos por igual dudamos en practicar lo justo, dado que el medio operante nos indica la sagacidad de pensamiento funciona mejor para la injusticia.

Obviando los frutos tan disimiles de la justicia e injusticia, donde la primera edifica para vida y la segunda para muerte paulatina.

Ser agradecidos hacia quien en algún momento nos proveyó de lo que estábamos acaeciendo, implica responsabilidad de ayudar de la misma manera a los demás cuando esta a nuestro alcance.

Este proceder no parece cotidiano y menos a fecha que exaltamos a lo sumo nuestro egocentrismo.

Deseamos vivir en abundancia en todo ámbito donde interfiera, nuestra persona pero sin responsabilidades y obligaciones, parece que esto es una utopía  generada por el egoísmo aprendido por el ejemplo de los que nos rodean.

Si en verdad deseamos ser merecedores de una vida pacifica, abundante y longeva, tendremos que adaptar nuestro estilo de vida acorde a la justicia proveniente de lo Divino, la verdad cimentado en el carácter de CRISTO y la bondad de un corazón que confía en que Dios proveerá a la iniciativa de nuestras capacidades, no fraudes y artimañas.

Tener la seguridad de que nadie acometerá para dañarnos,  cualquiera que sea el medio donde nos desempeñemos,  es la práctica diaria de la justicia, verdad y bondad.

No seamos como los de religiones que se excusan de detrás de una biblia, para cometer sus fechorías, y creen que la asistencia a templos bastará para librarlos de las responsabilidades de sus pésimo carácter como lo que dicen ser, más sus pensamientos, palabras y acciones niegan lo que vociferan a todo pulmón.

Por todo lo anterior es fácil detectar a los verdaderos protagonistas de esta protección, asistan o no a religiones.

Observemos los procederes de justos e injustos y decidamos lo mejor, que por lo general es la justicia que genera paz.

El problema inmediato es no tener muchos modelos de justicia, veraces y que practiquen bondad.

La solución es determinar por convicción indagar lo que es justicia según Dios, y no los hombres no dejando perturbar nuestro desempeño por las aparentes conveniencias de un comportamiento fraudulento, violento e injusto.

Recordemos que los frutos de injusticia son evidenciados casi instantánea mente, los frutos de justicia llegan en momentos oportunos no según nuestra apreciación sino cuando Dios lo estima que lo requeriremos.