Ante una
circunstancia que amerita gran
responsabilidad, carácter y determinación solemos afrontar tal
circunstancia con falsedades engaños y
evasivas, mostrando indirecta mente nuestra falencia de carácter.
Esto no
debería ser moneda corriente, cuando deseamos que se nos responda con verdad e
integridad de carácter deberemos actuar con responsabilidad en todo lo que
hagamos si comprendemos que de la misma manera en la que tratamos nos tratarán.
Cuan fácil
es la vida de comprender que somos responsables directos de nuestras acciones,
y las consecuencias que desatamos por ello; que jamás algo llega por castigo o
casualidad, sino algo hemos realizado para desatar tal reacción.