La apreciación de hogaño es que hacer Justicia es una estulticia, pero como los malos claudicarán frente a los Justos, porque la maldad los derriba. La Justicia siempre gana a su tiempo oportuno, pues es eterno Él que apoya la Justicia, y el Justo aun en la muerte tiene esperanza. La Justicia enaltece a una nación, pero el pecado es afrenta de los pueblos. El necio desprecia la corrección, pero el que corrige lo combado se hace sagaz y alcanza vida abundante. Pululan quienes reaccionan con inquina u ojeriza ante la corrección, dentro de la misma familia. Transportan esas acciones al exterior y ensalzan su necedad hasta estar en boga ser necio.

El de proceder recto y Justo internaliza el carácter de Cristo, pero el de procederes torcidos lo desprecia. Quien con entendidos sabios o justos anda, será como los que lo acompañan; misma forma funciona con los sumergidos en pecado e infamias, solo que aquí pierdes la vida. La desgracia persigue a los pecadores, a los Justos, la paz y el bien. No te extrañe que por practicar Justicia sin acudir a la fe en Cristo, resulte escabroso. La fe en Cristo provee fuerzas para manifestar de su carácter a los demás, nuestro bien está detrás del bien ajeno.

El malvado logra ganancias engañosas, pero el Justo tiene galardón seguro. La firmeza de rectitud tiende a la vida, pero la maldad conlleva a muerte. El que busca el bien obtendrá favor Divino, pero el que practica el mal este le invadirá. El Justo será compensado en la tierra. De lo que hables te saciarás y de lo que realices te pagarán. En el tráfago de hogaño se elude la raíz de los problemas sociales, por atender sus consecuencias. Sí, deseamos erradicar todo daño practiquemos honestidad, integridad, bondad y Justicia que son las ausentes.

Receta efectiva para vida larga y pletórica. Internalizar en nuestro desempeño la Justicia que es Cristo. Recurrir a la fe donde se recibe fuerzas para no resultar un lastre ejercer Justicia. En el desempeño Justo está el aumento de años y fruición de la vida abundante. Recuerda, los tesoros de impiedad no son de provecho, pero la Justicia libra de la muerte. El Justo en Cristo no padecerá hambre, pero impide que se sacie la avidez de los malvados. Ten presente que la mano negligente empobrece, pero la mano diligente enriquece efímeramente; no exime del trabajo a alguien. La bendición de Cristo enriquece eternamente. Esperanza eterna gravita sobre la cabeza del Justo, pero sobre los malvados gravita muerte y violencia. Lo que teme el malvado, eso le vendrá. Pero los deseos de los Justos le son concedidos.

Las riquezas y honra perdurables están con la sabiduría y ella ofrece sus frutos a los que le aman; amarle es asimilar sus enseñanzas y practicarlas. La sabiduría es una persona Cristo. Ahora se comprende el aumento de la zozobra y detrimento por regodearse en lo procedente del mal, y alejarse de los principios que conducen a vida abundante, y que no son limitantes a la libertad sino reglas para alcanzar la felicidad.

Todo proceder del hombre recibe acorde a su Justicia o injusticia empleada, así determinas el tipo de vida que tendrás en el futuro. Pero Cristo está expectante de tu elección, por la retribución que amerita en el libre albedrío elegido. Recuerda, en su propia iniquidad quedará atrapado el inicuo; amarrado en su pecado y sin corrección morirán los aborrecidos ante Dios: Ojos altivos Lengua mentirosa Sanguinarios Perversos y pervertidos Injustos. El inicuo en tierra de Justicia lo es, pero puede cambiar.

No tener pleito contra alguien de no sufrir agravio, y buscar el diálogo de recibir el agravio es parte de perseguir la paz. Inmersos en medio beligerante tenemos la prudencia y el discernimiento, para no actuar como animales por el más fuerte típico del pensamiento débil que impera, pero prudencia y discernimiento es vida. Recuerda, al hombre violento, perverso y boca mentirosa no recibe oportuno socorro, pero sí aborrecimiento de Dios y ÉL es eterno. Hogaño prima la estima de la mayoría, sin atender que la mayoría languidece inmersa en zozobra del desempeño perverso. Entonces el único camino hacia la vida abundante es orientado a internalizar el carácter Justo de Cristo por la fe.