Hasta en las acciones más comunes tratamos de enaltecer nuestra persona, sin estimar que el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido. Es fecunda la violencia por el arrebato a la preeminencia de todo bien estimado. Está bien buscar nuestro bienestar; pero no a costa del bien del prójimo. Accionar con injusticias produce más injusticias. Nunca árbol malo produce frutos buenos. Lo imposible para con los hombres es posible para con Dios. La Justicia siempre gana por ser carácter del eterno; así, como el clamor continuo apoyado por un estilo de vida de Justicia, bondad y verdad recibe contestación y estas pueden ser sí, espera o no.

El advenimiento de necesidades Espirituales es súbito, por eso, es bueno alinear nuestros pasos a la Justicia desde antes; en el tiempo de templanza buscaremos de lo Divino, con mayor tranquilidad y sin desespero. Todo acto de previsión es antes del acaecimiento es como lo profiláctico. No busquemos proteger de gripe en tiempo de gripe, debió ser antes del tiempo que ingerimos alimentos que fortalezcan esa área. De la misma manera, hacer todo lo que debes exalta tú persona, más puede abrir puertas a mejores posibilidades. Lo Espiritual subsume todo ámbito.

Quienes detentan poder pocos ayudan fuera de intereses creados e injusticias; cuando debería ser la norma para hacer amigos que perduran en la Justicia. Hogaño vilipendiado el agradecimiento y exaltado la ruindad, desconfiamos hasta de la sombra. Deberíamos actuar con la seguridad que cada individuo recibe conforme a sus acciones, en confianza a la Justicia que desciende de lo alto. Somos arrobados por la corriente mayoritaria, que defenestra de la cultura del trabajo y esfuerzo ensalzando lo decadente y antitético a la moral y ética. Definiendo por la corrupción: ético lo que nos brinda dividendos y moral lo que resulta con alevosía sin observar lo justo o injusto que implique la acción. Proseguir esta definición marra todo bienestar.

Realizamos acciones benéficas cuando tenemos seguridad que él que las recibe, tiene posibilidad de retribuir; este proceder no es para ser galardonada, sino aquí en la tierra. Hacer el bien a cuantos pudiésemos, debería ser la norma de conducta; fuera de intereses creados, para tener tesoro en el cielo.

No prioricemos lo emocional, sentimental o afectivo sobre la Justicia, porque de esta forma, jamás logramos objetividad y equidad en nuestras acciones. Dado que siempre, decanta nuestro corazón hacia nuestras posesiones de toda índole, es como no tomar decisiones enfurruñado; toda decisión bajo la ira parece idónea, pero fuera de ira es la peor y siniestra. La forma de obtener lo bueno de la vida, es mostrar en este plazo de permanencia sobre la tierra que emplearemos óptimamente, buscando la paz.

Amerita esfuerzo, dedicación y convicción tomar los lineamientos de vida pletórica, pero afrontar desde Cristo es el reaseguro para realizar lo imposible, recordemos, la fe es sin límite en Cristo. No caer en la frustración es acudir a la Divinidad; de lo contrario padeceremos la angustia sofocante del existencialismo que presenta esos límites como para coartar la libertad, cuando es la manera de portar mejor calidad de vida. En el licuar valores morales hasta desaparecer lo tomamos como bueno, cuando sumerge en decadencia. No es cosa ligera determinar ser parte de los que buscan lo Divino, cuando por doquier somos incentivados a vilipendiar de ello. Pero lo no ligero o fácil suele ser beneficiante y perdurable, bajo la Justicia.

Muchos se apresuran por tener más, saber más pero ignoran que ello amerita mayor grado de responsabilidad “Aquel que le fue dado mucho, mucho se le demandará, y al que encomendaron mucho, más le pedirán. Para sosiego de los que se adaptan a lo que llega a sus manos por vía Justa, existen las capacidades individuales. Uno encuentra triunfo donde otro topa con fracaso; pero todo es cuestión de compenetración de Justicia con nuestras acciones, que habilita o deshabilita las capacidades.