Hijo dee luz

El hijo de Dios actúa siempre en amor, y edifica relaciones positiva. Alejado y ajeno a fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se menciona entre ellos, como conviene a santos. Incluye a evitar: Conducta obscena, ni el necio hablar, ni chocarrería. Excluye del reino de Dios: Fornicación, inmundicia o avaricia porque por medio de estas acciones viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. Ser parte del reino de Dios: La bondad, Justicia y verdad en Cristo, y comprender la voluntad Dios.

Elite

Con Cristo internalizado en nuestro carácter, somos conciudadanos con los santos y miembros de la familia de Dios Identificados por: Desempeño humilde, colmado de mansedumbre. Soportándoos con longanimidad unos a otros en amor. Solícito por guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Despojados del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos. Renovados en el espíritu de la mente, para que cambie de la viciada forma de vida al nuevo hombre según Dios. Desechar la mentira (Hablar verdad con el prójimo). Hacer lo bueno y compartir con el que padece necesidad. Pronunciar solo palabra buena, para edificación que comunique gracia a los oyentes. Sin amargura, enojo e ira, grito airado y maledicencia junto con toda maldad. Evidencia bondad, compasión e indulgencia.

Otorga

No todos desean responder, afirmativamente, al llamado de Dios, para elegir la práctica de Justicia e ingresar a su reino; la realización de ello es a través de la fe en Cristo Jesús (alimentas con la palabra de su evangelio de salvación Brinda: Redención por sangre del Mesías (cuerpo que Dios se preparó), perdón de pecados, conforme a las riquezas de su gracia, que sobre abundó para los que le aman en toda sabiduría e inteligencia, da a conocer su voluntad, según su complacencia, ser herederos (en su reino) según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, los que esperamos en Dios, iluminando ojos del corazón para saber esperanza de su llamamiento y cuál la riqueza de la gloria de su herencia con los santos. Portar la vida pletórica depende de elegir ser parte del reino de Dios, e internalizar su carácter por la práctica diaria sin pretendidas rémoras o excusas.

Santidad

No todos desean responder, afirmativamente, al llamado de Dios, para elegir la práctica de Justicia e ingresar a su reino; la realización de ello es a través de la fe en Cristo Jesús. Portar la vida pletórica depende de elegir ser parte del reino de Dios, e internalizar su carácter por la práctica diaria sin pretendidas rémoras o excusas.

Riquezas

Existen pobres en lo material y ricos en lo Espiritual, y sus combinaciones de permutaciones posibles. La riqueza y pobreza íntimamente relacionada con la disciplina en lo material, y no a estratagemas de bribones; pero lo Espiritual es por ejercer obediencia al carácter de Cristo en fe a Él. No pretendamos riquezas sin sustentar control, dirección y administración, en lo material; muchos sustentan riquezas justas o injustas por breve tiempo, porque riquezas sin disciplina y beneplácito Divino es trampa hacia la muerte.

indubitable

Vivo yo que ante mí, dice el Señor, se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Por tanto, cada uno de nosotros dará cuenta de sí (En los procederes elegidos justos o injustos). Encaramos la travesía de la vida, sin el ínfimo atisbo de la sentencia indubitada del inicio; los mismos avatares de la vida, sacan a colación la retribución correspondiente; otorga cumplimiento a lo que dijo Dios. Muchos sin sabores obviaríamos al demitir lo díscolo y reticente mostrado, a la palabra de Dios. Recuerde, la Justicia siempre triunfa, y ofrece vida; la injusticia languidez y muerte.

La vida plena.

Pues si vivimos, para Dios; y si morimos, para Dios. Con esta mentalidad de Dios, en el ejercicio de Justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo ante el Dios (Cristo) de los muertos y vivos; la vida es conducente a plenitud. Así pues, persigamos las cosas de la paz y mutua edificación. Hogaño impera desarticular todo bien, y socavar todo ápice de moralidad donde, el pensamiento débil sumerge en decadencia; pero no queremos mejorar hacia la vida plena.