jueves, 13 de marzo de 2014

Toda angustia y adversidad arribada a nuestras puertas es consecuencias de las apetencias y deseos desenfrenados, cuando mostramos dominio sobre los impulsos aminoran eses angustias y adversidades.

Tenemos sin sabores de la vida por la falta de dominio sobre nuestro ser  en deseos y apetencias, esto es por las consecuencias de nuestras decisiones

Por lo regular nuestros deseos implica el perjuicio o daño de otra persona y obviamos si la forma de satisfacer nuestro deseo es justa o injusta, sólo nos interesa cubrir nuestras apetencias.

Aquí es donde radica la fuente de las situaciones que provocamos, las cuales tapizarán nuestra vida.
Las cosas que son Justas y rectas no siempre serán de ganancias, para nuestra persona sino tendrán apariencias de ilógicas.

Por ello es que se ha decidido abandonar todo lo que procede de rectitud, dando prioridad a lo malvado que evidenciamos de la muchedumbre social.

Deseamos ignorar que la práctica diaria de la verdad, Justicia y bondad dará como fruto en nuestra vida la paz y seguridad que tan ausente tenemos por nuestras acciones basadas en el egoísmo,  injusticia  y violencia.

Deseamos disfrutar de larga vida más no abandonar las perversidades  de nuestro actual estilo de conducta donde no damos lugar a la Justicia y equidad.
La rivalidad, envidia que puede despertar el ser merecedor de alguna distinción, o beneficio conduce a tener permanente mente ofensiva hacia todo lo que pretenda acercarse.

Basta con tener presente no más estima de nuestra persona con conocimiento divino, lo cual asegura no dejarse arrastrar por estimaciones alineadas a la injusticia, violencia y perversión de carácter.

Con gran estima es tomado el empleado que muestra rectitud, verdad y honestidad en toda acción que interviene.



La manía de proferir palabras vanas es generalizado en este tiempo de gran decadencia moral, donde tratamos de encajar olvidando que la sentencia anterior contra quien mata,  a fecha  recibe quien se irá o encoleriza contra su semejante y por lo regular esa irá va acompañado de una cantidad exorbitante de palabras vanas.

No queremos dominar nuestros deseos viles de menos cavar a los que nos rodean con pensamientos, palabras, y  acciones considerando que esto nos contará como personas dignas de respeto cuando en realidad es lo inverso.
La forma correcta de tratar las cosas diarias, que llegan afectarnos es directa mente sin emisarios, doble sentido e indirectas cara a cara; es necesario valor y carácter de comprender que no tenemos áreas comprometidas con lo que pretendemos corregir.

Lo lamentable es que a fecha es muy complicado encontrarse con personas, que tomen como conducta la verdad y equidad ni los que se dicen de religiones practican la honestidad, sino son los más mordaz, deshonestos y egoístas donde  no dudan en usar la manipulación o hechicería para obtener lo deseado.

Ser modelo de conducta diaria es automático tan solo al observar nuestro desempeño diario, ya lo somos de ajenos o familiares; por esto no pretendamos aparentar algo que no somos en la vida cotidiana.
Procuramos obtener la máxima calidad de beneficios con el menor esfuerzo posible, sabiendo que todo lo de calidad se obtiene con esfuerzo y esmero, aun así pretendemos llegar a esa calidad evitando lo que implica la obtención de esa calidad empleando artimañas, mentiras y toda injusticia.

A fecha es moneda corriente que cada uno busque su propio bien extendiendo su mano a la injusticia, violencia y mentiras sin querer comprender que una acción injusta trae como consecuencia una cadena de acciones injustas que convierten nuestra vida en normalidad permanecer en injusticia.

Querer vivir fuera de angustias sobre saltos y angustias es identificar la injusticia sacando nuestros ojos de la mentalidad de la avaricia, egoísmo permitiendo que salga a flote nuestro discernimiento de justicia por la práctica continua de lo verdadero justo donde lo justo nada tiene que ver con lo conveniente sino con aquello que está escrito que deberemos obtener por nuestras acciones en el manual de vida otorgado por nuestro Creador.
Mostrar la rectitud y justicia  es cosa no imposible, más difícil de evidenciar en personas que dicen conocer de Dios y mucho más en aquellos que viven ignorando todo lo bueno no siempre se conforma a lo que nuestra apreciación agrada.

Existen lapsos de vida diaria donde nos es necesario pasar por una situación no muy grata pero al salir de ella aprobado será como una etapa de video juego, donde resultamos con mejores herramientas para enfrentar con éxito  los nuevos retos.

Mostrar rectitud no es cosa de religiones, más bien de conducta y procederes en el transcurrir de nuestra vida donde el grado de acciones favorables a nuestro fin está íntima mente ligado a la rectitud evidenciada por nuestro desempeño diario.
Mostrar la rectitud y justicia  es cosa no imposible, más difícil de evidenciar en personas que dicen conocer de Dios y mucho más en aquellos que viven ignorando todo lo bueno no siempre se conforma a lo que nuestra apreciación agrada.

Existen lapsos de vida diaria donde nos es necesario pasar por una situación no muy grata pero al salir de ella aprobado será como una etapa de vídeo juego, donde resultamos con mejores herramientas para enfrentar con éxito  los nuevos retos.

Mostrar rectitud no es cosa de religiones, más bien de conducta y procederes en el transcurrir de nuestra vida donde el grado de acciones favorables a nuestro fin está íntima mente ligado a la rectitud evidenciada por nuestro desempeño diario.
Hacer alarde de acciones que realizamos en favor de nuestros semejantes, lejos de ser benefician te delante del que pesa los espíritus parece ser que nos es contado como algo que bajo la misma consideración humana nos es compensada enterando a los demás de nuestras acciones.

Deseamos encontrar gracia delante de los demás, pero rehusamos del gesto de bondad hacia los que nos circundan.

Olvidando que de la forma trata a los demás seremos tratados, y no veremos bien alguno si los demás no reciben bien alguno.
Hacer alarde de acciones que realizamos en favor de nuestros semejantes, lejos de ser benefician te delante del que pesa los espíritus parece ser que nos es contado como algo que bajo la misma consideración humana nos es compensada enterando a los demás de nuestras acciones.

Deseamos encontrar gracia delante de los demás, pero reusamos del gesto de bondad hacia los que nos circundan.

Olvidando que de la forma trata a los demás seremos tratados, y no veremos bien alguno si los demás no reciben bien alguno.
Hacer alarde de acciones que realizamos en favor de nuestros semejantes, lejos de ser benefician te delante del que pesa los espíritus parece ser que nos es contado como algo que bajo la misma consideración humana nos es compensada enterando a los demás de nuestras acciones.

Deseamos encontrar gracia delante de los demás, pero reusamos del gesto de bondad hacia los que nos circundan.

Olvidando que de la forma trata a los demás seremos tratados, y no veremos bien alguno si los demás no reciben bien alguno.
Escuchamos por todo medio de comunicación un lenguaje denigrante, corriente y lleno de fatuidad, donde se pronuncia mucho y se expresa poco, nos parece correcto hacer uso de este modo de lenguaje logrando aceptación del grupo que nos rodea.

Perdemos de vista la educación y gracia que es debida a quien escucha nuestras palabras, creyendo que los receptores de nuestros diálogos son escasos mental mente motivo por el cual tomamos como norma de conducta la forma vulgar de expresarnos en todo lugar.

La próxima vez que toleres o te expreses en forma corriente y vulgar sabrías que recures a ello porque los que escuchan los consideras con menos capacidad que tú.


El tolerar las acciones injustas, violentas o mezquinas de nuestros familiares no, alienta en nada  desempeño grato delante de nuestro Dios y los que ven nuestro desempeño diario y son instrumentos para hacernos recibir pago de nuestras acciones.

De esta forma no se está solapando  o incentivando una excusa para abandonar a nuestros progenitores,  ya que lo primero con promesa de recibir larga vida es honrar a nuestros padres con bienes u obediencia.

Deseamos ver días felices en abundancias de oportunidades, no demos lugar a las injusticias y deshonestidades alargando nuestras manos a la violencia.
El temor a Dios consiste en abandonar aquello que nos trae placer o bienestar y puede parecer bien delante de los ojos de los hombre, pero no se alinea a la rectitud, justicia y veracidad que debemos manifestar a los que observan nuestro desempeño diario.

Creamos o no de igual manera nuestro transitar por la vida estará marcado por el tipo de acciones y reacciones diarias y como lo más fácil es practicar injusticia, maldad y perversidad  nos inclinaremos por un estilo de vida que no sea contrario a la mayoría no estimando  que el fruto de esta elección es corta vida, carencia y muchas angustias.

Por no querer ver lo  producido por nuestras acciones diarias, nos encontramos fortaleciendo lo proveniente de injusticia y rechazando enérgica mente todo lo que implica Justicia y Verdad.
Cuan importante es nuestra huella de carácter por nuestras acciones diarias, pues estas hablarán a favor o en contra según la cordura, eficacia y honestidad evidenciada en todo ámbito donde intervengamos dado que esto es la mejor carta de recomendación.

Que nos brindará o negara oportunidades donde otros no encuentran ninguna, porque todos tenemos en poco el comportamiento Justo, recto para los que nos rodean pero si deseamos recibir lo mejor sin tener que ofrecerlo a los demás.

Cosa incoherente pretendemos sin comprender que sólo recibiremos de la calidad ofrecida a nuestros semejantes, por eso no lamentemos por las angustias presentes pues algo trae.


Procuramos obtener la máxima calidad de beneficios con el menor esfuerzo posible, sabiendo que todo lo de calidad se obtiene con esfuerzo y esmero, aun así pretendemos llegar a esa calidad evitando lo que implica la obtención de esa calidad empleando artimañas, mentiras y toda injusticia.

A fecha es moneda corriente que cada uno busque su propio bien extendiendo su mano a la injusticia, violencia y mentiras sin querer comprender que una acción injusta trae como consecuencia una cadena de acciones injustas que convierten nuestra vida en normalidad permanecer en injusticia.

Querer vivir fuera de angustias sobre saltos y angustias es identificar la injusticia sacando nuestros ojos de la mentalidad de la avaricia, egoísmo permitiendo que salga a flote nuestro discernimiento de justicia por la práctica continua de lo verdadero justo donde lo justo nada tiene que ver con lo conveniente sino con aquello que está escrito que deberemos obtener por nuestras acciones en el manual de vida otorgado por nuestro Creador.
Las cosas que son Justas y rectas no siempre serán de ganancias, para nuestra persona en lo próximo sin tiempo oportuno, cuando valoraremos mejor lo recibido.

Pretender obtener lo que no es oportuno recibir lo utilizaremos mal o será dañino para nuestra vida obtenerlo fuera del tiempo oportuno.

Podemos forzar situaciones para hacer llegar algo que no estamos preparados para usar, y lo convertiremos en basura ahora saberse preparado para recibir algo es que llega a nuestras manos lo procurado con rectitud y honestidad.
El tolerar las acciones injustas, violentas o mezquinas de nuestros familiares no, alienta en nada  desempeño grato delante de nuestro Dios y los que ven nuestro desempeño diario y son instrumentos para hacernos recibir pago de nuestras acciones.

De esta forma de abandono, no se está solapando  o incentivando una excusa para desatender a nuestros progenitores, cuando existe promesa de larga vida en obedecer y honrar a padres. 
Conformismo es algo a lo que jamás llegaremos a experimentar, con la conducta actual donde el egoísmo, envidia, violencia e injusticia es predominante en las elecciones tomadas.

No vemos la forma recta justa y honesta que produce paz, seguridad y larga vida para poder copiar como referente de buena conducta; incluso los que dicen ser representantes de Dios en la tierra se comportan como represen tranzas y no llegan a ser modelos de vida para copiar.

Falta que decidamos hacer la diferencia con nuestra conducta, cimentada en la honestidad, Justicia y verdad para que otros puedan tomar modelo de vida prospera.
Conformismo es algo a lo que jamás llegaremos a experimentar, con la conducta actual donde el egoísmo, envidia, violencia e injusticia es predominante en las elecciones tomadas.

No vemos la forma recta justa y honesta que produce paz, seguridad y larga vida para poder copiar como referente de buena conducta; incluso los que dicen ser representantes de Dios en la tierra se comportan como represen transas y no llegan a ser modelos de vida para copiar.

Falta que decidamos hacer la diferencia con nuestra conducta, cimentada en la honestidad, Justicia y verdad para que otros puedan tomar modelo de vida prospera.

Tomaremos esa elección o continuaremos en la decadencia de vida que evidencia nuestras acciones injustas.