Cuando en
la mayoría de nuestras acciones, consentimos, toleramos y nos regocijamos en lo
pervertido, aumentan los malvados y con ello las fatales elecciones provocadas
por el desapego a la Justicia.
Aunado a esto la falsedad que hablamos cada uno con nuestros semejantes, el doblez de corazón y las palabras lisonjeras o adulaciones con que tratamos a quienes nos procuran algún bien.
Siendo implacables, ásperos y hostiles hacia la persona que creemos que no aportará beneficio alguno, esto no es justicia de carácter.
Aunado a esto la falsedad que hablamos cada uno con nuestros semejantes, el doblez de corazón y las palabras lisonjeras o adulaciones con que tratamos a quienes nos procuran algún bien.
Siendo implacables, ásperos y hostiles hacia la persona que creemos que no aportará beneficio alguno, esto no es justicia de carácter.
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