miércoles, 15 de mayo de 2013


Cuando en la mayoría de nuestras acciones, consentimos, toleramos y nos regocijamos en lo pervertido, aumentan los malvados y con ello las fatales elecciones provocadas por el desapego a la Justicia.

Aunado a esto la falsedad que hablamos cada uno con nuestros semejantes, el doblez de corazón y las palabras lisonjeras o adulaciones con que tratamos a quienes nos procuran algún bien.

Siendo implacables, ásperos y hostiles hacia la persona que creemos que no aportará beneficio alguno, esto no es justicia de carácter.

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