Pobre en espíritu tiene que ver con la dependencia en actos diarios a Dios,
y no a los recursos obtenidos para enfrentar las circunstancias propias de la
vida.
Se hace difícil sobre todo cuando
hemos exaltado nuestra estima superior a la de Dios, tanto que hemos modificado
nuestra forma de vida por una desviada a la forma de adquirir vida abundante
como ejemplo.
Lo inmoral pasó a ser modo alternativo de vida.
Tolerante pasó a ser participante y elogiador de lo que debemos desdeñar
o considerarlo deleznable, pero resulta que entre más vulgar pervertido e infamia
mostremos mayor aceptación tenemos en esta sociedad desprovista de valores y lo
más confuso es que todos quieren ser parte de este estilo vulgar, deplorable.
El estima
no indica que esa manera de comportamiento sea la mejor, un millón de moscas
comiendo estiércol no habla de ingerir
lo bueno.
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