viernes, 23 de mayo de 2014

Pobre en espíritu tiene que ver con la dependencia en actos diarios a Dios, y no a los recursos obtenidos para enfrentar las circunstancias propias de la vida.
Se hace difícil  sobre todo cuando hemos exaltado nuestra estima superior a la de Dios, tanto que hemos modificado nuestra forma de vida por una desviada a la forma de adquirir vida abundante como ejemplo.

Lo inmoral pasó a ser modo alternativo de vida.
Tolerante pasó a ser participante y elogiador de lo que debemos desdeñar o considerarlo deleznable, pero resulta que entre más vulgar pervertido e infamia mostremos mayor aceptación tenemos en esta sociedad desprovista de valores y lo más confuso es que todos quieren ser parte de este estilo vulgar, deplorable.

El estima no indica que esa manera de comportamiento sea la mejor, un millón de moscas comiendo estiércol   no habla de ingerir lo bueno.



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