La acción
de priorizar nuestras emociones hace cegar nuestra percepción del propósito principal
de cada situación de la vida diaria.
De la misma
manera la práctica habitual de Justicia nos traerá paz, larga vida, abundancia
y seguridad; lo que hoy tenemos a raudales es precisa mente la antítesis de lo
producido por la práctica de Justicia, honestidad y rectitud que es inherente a
rectitud.
Estamos
habituados a presenciar la injusticia que no concebimos la rectitud y la
tomamos como raro, tonto o nefasto.
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