sábado, 30 de agosto de 2014

El ser prudente con las palabras que proferimos es algo que hemos pasado por alto, dando rienda suelta a nuestras apetencias y deshonestidades, como no tenemos estilos de vida honestos y rectos, consideramos que la forma más idónea es mostrar la decadencia moral que todo corazón inclinado al mal, del ser humano adiestrado a presenciar y ver iniquidad no concibe la rectitud como estilo de vida.

Preferimos continuar con lo que sabemos que conduce a detrimento antes que volvernos hacia lo verdadero de esta forma sucede con lo que puede sacarnos de adicciones o cautiverio, pero decidimos defender la fuente de nuestra prisión, cuando algo no comprendemos lo mejor que creemos es mofar o despotricar contra lo que pretende llevarnos a mejor calidad de vida.

Tal vez requerimos un par de bofetadas que llega como experiencia de vida al borde de muerte para obtener conciencia de rectitud

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