domingo, 10 de mayo de 2015

La insensibilidad hoy empleada por nuestros actos hacia el dolor ajeno, conduce a la supina maldad que genera el egoísmo, envidia, violencia y aborrecimiento a todo lo que procede de buen nombre.

Clamamos por justicia sin comprender que lo recibido es producto de nuestro proceder, que lo generado en el ámbito Espiritual cause dolor, será para rectificar y salir  del error de no realizar análisis introspectivo  jamás veremos provecho a los llamados de atención camuflados de contrariedad diaria.

Despertemos, lo que hoy parece normal, es vil e injusto y lo que la mayoría cataloga, como tonto y estúpido por sus frutos de rectitud y honestidad es bueno que permanece.


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