Por lo
regular actuamos con base al público que
observa nuestras acciones, y obviamos lo que el público deteste haciendo un
lado nuestras convicciones de no estar alineada al público o grupo social del
que buscamos aprobación.
Aquí radica
la razón del aumento de la vileza, injusticia y deshonestidad; debido a la
manida aceptación de ramplonería e
injusticia somos más proclives en adoptar lo que a detrimento conduce.
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