martes, 19 de abril de 2016

Vociferamos voz a cuello cuando, son cosas que no afectan a nuestra persona, por qué la  murmuración y demás acciones que denotan falta de valor procuramos esparcir lo más oculto que se pueda con el propósito de no identificar el diseminador.

El murmurar es decir lo que está mal y no decir o colaborar para corregirlo.
Cuando estamos dispuestos a plantear la solución que origina nuestras ansias de mejoras, deberemos hacerlo cuando es plausible la intervención, de lo contrario callemos.

Siempre con Misericordia,  y algo de empatía debe llevar nuestra boca a los que nos escuchan, nunca sabemos hasta donde llegará nuestra palabra.

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