martes, 30 de agosto de 2016

Tenemos la ambivalencia de la ley de la sociedad que declara correcto lo incorrecto, aunque desea recibir frutos que únicamente produce la práctica de la Justicia, pero todo desempeño defenestra a la Justicia. La paz, seguridad y largura de días en vida pletórica llegan como consecuencias de un modo de vida que manifieste rectitud, no complicidad.

No confundir entre lo errado de la ley social, que exalta lo infame e injusto, con la ley Espiritual donde la Justicia toma origen. Nunca podremos alcanzar frutos de Justicia con leyes pervertidas como las sociales. 

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