El instinto,
no es controlable y lo poseen los animales; los humanos poseen impulsos que sí
puede ser dominado. Lo fatídico es que
hombres y mujeres toman las actitudes de desenfreno, esto es, ante lo sexual
olvidando, las consecuencias de tal proceder aumentando, la matanza de niños
que denominan aborto así, tranquilizar conciencia de los implicados en la acción
de matanza.
El impulso
del humano, tiene un atenuante que es la conciencia; pero cuando el cúmulo de
injusticia cauteriza el discernir entre lo Justo y pervertido, todo lo
consideramos normal, como hoy. Para reactivar la conciencia es menester
alejarse de practicar injusticia así, tomar el camino de la fe en el único
Dios. De esta forma, comprobará que la práctica de Justicia no es descabellada
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