lunes, 22 de mayo de 2017

En la crítica malévola y descarnada que tomamos como deporte llega hacer un vicio y termina primando nuestro carácter de ella; otorga a nuestra reputación ser los no merecedores de ayuda alguna y aviesos repugnantes. Antes, de proferir palabra o gestos recuerda “Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que profieres”. Aprender a decir lo que debemos alejará: la discordia, engaño,  soberbia y muerte.

Proferir algo debe ser regido por el bien al prójimo; brindar la forma de solucionar de poder,y no limitarse a lo que está mal. De no existir forma de remediar es mejor callar.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario