Regla no
escrita pero moral que marca la ética es no presentarse como visitante con las
manos vacías, esto es, sin presente para el visitado; esta es una forma de ser
grato nuestro arribo y granjearse el favor, de los que observan.
Lamentablemente
hoy con aspavientos lo realizamos de existir conveniencias; pero no por
moralidad. Así, bastardeamos toda
conducta de bondad, rectitud y honestidad por la corrupción, avaricia y
mezquindad.
Tratar a
los demás con lo mejor que deseemos ser tratados convertirá hacia una mejor
vida; pero persistamos con la injusticia y produciremos el infierno aquí en la
tierra.
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