jueves, 28 de diciembre de 2017

Nadie invierte tiempo, dinero y esfuerzo en lo infructuoso; pero alienados u obnubilados por aparentes sensaciones persistimos en lo pernicioso de los vicios, que comienzan como algo lúdico y terminan en enfermedades. Llega el momento que se defiende a ultranza aquello que acarrea detrimento, pero nos agrada. Defenestrar de quien pretenda hacer recapacitar es lo habitual; Solo un golpe de adversidad podrá mover la estructura de nuestro ser para vindicar, y ese golpe Cristo lo advierte falta que lo comprendamos.

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