miércoles, 21 de febrero de 2018
El débil
La avaricia y ambición aunada por la belicosidad en obtener ganancias ha servido, para olvidar socorrer al débil; el que con mucho esfuerzo obtiene su sustento, honestamente, no limitado a pedir. Por lo regular el que pide, des fachadamente, forma parte de la industria de la mendicidad; presentando panorama que conmueva sentimientos, este odia que la dignidad del hombre este en el trabajo.
En el mismo tenor tenemos a los que han tomado el evangelio como fuente de ganancia, ocupados en su propio vientre; obviando proclamar, solemnemente, el evangelio de la gracia de Dios que puede edificar y dar la herencia a los santificados.
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