El pecado conlleva como pago la languidez, ausencia de paz y culmina en muerte, para su prosélito sin miramientos de circunstancias. La práctica de justeza tiene como pago la vida pletórica y tapiza de bondades y beneplácito, toda acción que la impronta sea justeza.
El proceder común es decantar por lo infame y que ya no es ominoso; por el contrario es ensalzado otorgando mayor auge a lo injusto. No vilipendiemos la prestancia de los justos, sino aunemos a ellos nuestros procederes con Jesucristo segura ancla eterna.
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