Consuetudinariamente, de lo albergado en nuestro ser expresaremos y actuaremos, irrestañablemente todo acto se regirá por la abundancia del corazón manifestado en las conversaciones.
Un perfil de buena persona será validado por sus acciones justas, siempre; poco interferirá el remedo o la simulación sin apartar las expresiones y los actos que deben converger en una tónica justa.
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