Los sinsabores de la cotidianidad son oportunidades de mejorar cuando discernimos el caudal de herramientas proporcionadas. Es cardinal que en la pesadumbre contemos con esperanza y Cristo Jesús, la brinda satisfactoriamente. Algo infausto o protervo puede tornar en bien para los que obedecen directivas de vida pletórica.
El conflicto hodierno es el vilipendio a todo lo Divino aunado a los nefastos procederes de la cleptocracia religiosa; olvidan que la función principal de la iglesia es equipar a los que respondieron al llamado de Dios afirmativamente.
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