Todos pretenden obtener mejores condiciones de vida sin atender la regular o desastrada manera de trato al prójimo. Al no portar justicia, honestidad y amor con carácter recto, por benevolencia algo puede ser halagüeño como incentivo a la rectitud; para recibir permanente beneplácito es menester la obediencia a Cristo Jesús.
El beneplácito ante el Creador otorga fuerzas para no salir de la felicidad y alcanzar la vida pletórica, pero siempre es nuestra elección.
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