Heredar mentira y vanidad y cosas en las que no hay provecho es hacer imágenes y adorarlas o venerarlas; el único Dios verdadero que provee evidencia de su real existencia es Cristo Jesús.
Lamentable es que ninguneamos todo proceder tendiente a ejercer justicia, y se exalta la decadencia que origina la injusticia.
Todo ajeno al carácter de Cristo Jesús le es suplicio y supina estulticia ejercer justicia, pero al acercado a Él tiene complacencia en ejercer justicia.
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