Desamparar al menesteroso cuando se tiene capacidad para hacerlo opera para rapacidad en nuestro futuro.
El triunfo del malvado es efímero aunque la maldad haya sido dulce en su boca lo de rapiña se descompondrá en su vientre por no conocer el sosiego.
En la plenitud de su opulencia del codicioso sufrirá estrechez y lo alcanzará
todo golpe del infortunio.
Al Conocer someramente la porción reservada para el impío debe hacer recapacitar para obviar tales sendas.
La justicia, honestidad y misericordia ofrece mejores sendas.
Devolver la amistad y amabilidad con reserva al que antes de fue adversario cruento puede conducir a mejores estimaciones y ser parte de ejercer misericordia
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