Si en mí corazón hubiese contemplado la iniquidad o regodeado en los que la practican no habrías escuchado mis suplicas. Es menester no tener en nuestro corazón lo deseado a eliminar.
Que nuestros adversarios estén en paz con nuestra persona no es cuestión de intimidación, sino de proceder ganado por la practica de la justicia y verdad que es una persona Cristo Jesús.
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