El dicho inicuo del impío no tiene temor de su creador y le es ajeno. Se ilusiona el impío que su culpa no sea descubierta y aborrecida con argumentos más pueriles.
Las palabras de su boca son de maldad y engaño.
Ha dejado de actuar con sensatez para hacer el bien el impío va a decadencia y se mantiene en camino no bueno, pues lo malo no aborrece. Caerán los que obran iniquidad serán derribados, y no podrán levantarse.
Pero Dios extiende su misericordia a los que le conocen y brinda de su misericordia a los rectos de corazón.
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