La sabiduría ilumina el rostro del hombre y cambia la dureza de su semblante. El que observa para cumplir la ley de Cristo Jesús no experimentará cosa mala, y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio (por tener cada asunto su tiempo y juicio).
Por cuanto no se ejecuta sentencia inmediata contra una obra mala, el corazón del hombre esta presto a hacer el mal.
Le ira bien al que ejecuta lo que le place al carácter de Cristo Jesús. Mejor es contar con la gracia de Cristo Jesús, que toda plata y oro por las benevolencias y beneplácitos propiciados.
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