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Al recibir reprimendas laborales pocos tienen la actitud de analizar el fundamento de esta desde la perspectiva del que emite la reprimenda, y lejos de agradecer nos aumenta el ego, despotricando alejando de la humillación asista o no la razón que puede ser lo prudente.
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En tiempos convulsos el ámbito laboral es sumamente frágil y amerita siempre nuestra actuación con prudencia y buen juicio.
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