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Somos muy dados a no reconocer las ayudas recibidas exaltando nuestra persona, no perdamos de vista que esa actitud hizo no alcanzar lo prometido. La arrogancia y suficiencia es inútil cuando requerimos ayuda, de la misma forma el que otorga la ayuda con actitud de superioridad pide humillación por el amor entrañable que nos debemos dentro de la familia de Dios para ser ejemplo de luz a los que estan en tinieblas.
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El agradecimiento libre de mentiras abre puertas a cosas mejores nunca olvide que en procurar el bien del prójimo puede estar el nuestro.
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