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el carácter de Dios en la tierra,
debería ser nuestro proceder cotidiano, sólo que hemos preferido toda acción
contraria al propósito por el cual llegamos a este tiempo y lugar, dando rienda
suelta a deseos y apetencias; no encontramos nada de malo en ello, pues es
nuestra vida argumentamos, estaría mejor si sopesamos la calidad de existencia que
arroja esta elección y no rehuyamos a las consecuencias provocadas como
adicciones, vicios y dolencias del alma.
El carácter de Dios nada tiene que ver con religiones sino más bien con la justicia, honestidad y verdad practicada en nuestras acciones diarias, dentro de lo estipulado en nuestro manual de vida como grato delante de nuestro Creador.
A fecha hemos permitido que la suma de actos perversos sea considerada como normal y buena, pasando los buenos a ser ridiculizados y tenidos en menos.
El carácter de Dios nada tiene que ver con religiones sino más bien con la justicia, honestidad y verdad practicada en nuestras acciones diarias, dentro de lo estipulado en nuestro manual de vida como grato delante de nuestro Creador.
A fecha hemos permitido que la suma de actos perversos sea considerada como normal y buena, pasando los buenos a ser ridiculizados y tenidos en menos.
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