viernes, 2 de enero de 2015

Vemos transcurrir los días sin inmutarnos  en procederes infames, violentos y desleales; por no querer desprender de nuestra persona, los aparentes beneficios que pretende rendir la corriente mayoritaria, de la sociedad que va inmersa a decadencia.

¿Cómo podemos recurrir a la falacia del deseo de felicitar cuando no estamos dispuestos a contribuir con nuestro proceder justo, recto y honesto a fin de que nuestro deseo llegue a las personas que forman nuestro entorno?

Es necesario un poco de credibilidad para encontrar esa palabra de honor, que cumple aunque pierda beneficios en ello.

Parece arcaico y absurdo este proceder más es hasta nos aparta de rectitud el proceder social.

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